De hecho, la selección brasileña no usó sus míticos colores hasta 1954. La primera imagen de Brasil dista mucho de la actual. Su primer encuentro data de 1914, un partido ante los ingleses del Exeter City donde Brasil jugó con un uniforme completamente Blanco con únicamente una línea azul muy pequeña en las mangas.
Dos años después Brasil jugó el Sudamericano de 1916 con una camiseta verdeamarelha a rayas finas verticales, pero con pantalón blanco. El golpe más potente de este recorrido histórico lleno de colorido, nos deja una fecha concreta en 1917, cuando Brasil jugó de rojo todo el Sudamericano debido a la similitud entre sus modelos y los de sus rivales (Chile o Uruguay, que también vestían de blanco por entonces). No debió dejar mal sabor de boca porque el siguiente modelo regresó al blanco pero tenía diferentes detalles rojos y azules en las mangas. Lo inmaculado de su vestimenta seguía siendo la prioridad, algo que se mantendría durante 35 años.
El impacto sufrido en el Mundial de 1950 ante Uruguay, siendo derrotado en el famoso ‘Maracanazo’, produjo el mayor de los golpes que el fútbol ha tenido que asumir socialmente, hasta el punto de que Brasil decidió girar en todos los sentidos. Los colores anteriores no quedaron exentos de la culpa, siendo considerados insuficientemente nacionalistas. Hasta el punto de que la Confederación Brasileña lanzó un concurso para la creación de un nuevo uniforme, exigiendo basarse en los colores de la bandera brasileña: verde, amarillo, azul y blanco.
Aldyr García Schlee, un joven dibujante aventajado con apenas 19 años, mostraba sus iconos y viñetas en el diario local de Pelotas. Su labor, entre otras, era crear imágenes para las páginas deportivas, por lo que dominaba el arte de diseñar jugadores de fútbol. Se animó a participar y sus modelos acabaron siendo los elegidos. Su modelo vencedor se impuso a 300 concursantes y fue estrenada en Maracaná el 14 de marzo de 1954 con una victoria ante Chile por 1-0. Tanto éxito tuvieron sus modelos, que se convirtieron en la imagen inalterable de un sentimiento nacional muy fuerte y pasional. Él fue el creador de la verdeamarlha.