Antes de dar el salto al Betis, Isidro militó en el San Eloy, un clásico de la ciudad de Jerez en los años 50. Su hijo Quique le dio continuidad a su pasión por el fútbol convirtiéndose en internacional y consiguiendo importantes metas como entrenador.
Los restos mortales de Isidro se encuentran en el tanatorio sevillano de la SE-30, donde este martes, a las 8.45, tendrá lugar la misa. Descanse en paz.