El empate del Sevilla C ante el Cabecense ha estrechado más si cabe la zona baja de la tabla. El Xerez ya tiene los mismos puntos que el filial rojiblanco, antepenúltimo, por lo que todas las alertas han empezado a sonar en Jerez. No le queda otra que lograr la sorpresa en Alcalá para no meterse, de verdad, en un buen lío.
Aunque en el club van a confiar hasta última instancia en el reingreso en Segunda B, lo cierto es que en lo deportivo va camino de Primera, pero la Andaluza. Un racha nefasta de resultados que ha dejado en una situación de cuidados intensivos a un equipo en (re)construcción, con mucha gente joven y otros por llegar.
Los que quedan, de momento, a la espera de una solución, junto a los nuevos, saben que el objetivo de la permanencia es complicado, pero factible. Porque a ilusión no les gana mucha gente, sí en calidad. Porque este Xerez no es el Xerez de la era Puma, que sumó nueve jornadas sin perder y metió miedo a los equipos que de verdad están peleando por el play-off.
Higuera, que aún no conoce la victoria, deberá hacer varios cambios respecto al equipo que no aguantó el tirón del San Roque de Lepe, aunque diese el callo. Vuelve el capitán Sousa, también Capi, y los recién llegados Alberto y Moyano tendrán su oportunidad. Como Vito, Javi Muñoz y Blanco, que pueden jugar su último partido como azulinos. Hay mucha ilusión, la sorpresa es posible, pero la realidad de este Xerez, además de pura, es muy dura.