Y así lleva el Xerez muchos meses, pensando y diciendo que está vivo. Y es verdad. Pero hay formas y formas de vivir, aunque cada uno elige la que quiere o la que puede. Por ejemplo, el equipo ha tardado en darse cuenta de dónde está jugando, más que nada porque la experiencia es un grado y a los chavales la categoría les vino grande desde un principio. Ahora sí compiten bien, pero no les da para ganar. Sólo una vez (Cabecense) y así no vale. Por eso en San Roque tienen la oportunidad de resarcirse del tropiezo ante el Pozoblanco y meter presión a los rivales. Que por ellos no sea.
Porque un triunfo del Xerez sería vital para seguir con fe, sobre todo cuando la próxima jornada se medirá al Arcos, también en peligro. Los azulinos quieren llegar al domingo con vida y echar un vistazo a lo que ocurra también en el decisivo Pozoblanco-La Palma. Para ello, deben ganar a un San Roque que sólo se juega la honrilla, que no es poco, y esperar. Las cuentas hay que hacerlas pero para cumplirlas.
Higuera ha esbozado una sonrisa con el juego del equipo de los últimos partidos, pero necesita más para seguir creyendo. para esta final pierde a los sancionados Jairo, Alberto y Capi, tres puntales en su esquema, y a Jesús, que está probando en Inglaterra. Es la última bala en la recámara, ya no hay más opciones de seguir diciendo que hay vida. O gana o...