La leyenda del Real Madrid Alfredo Di Stéfano, fallecido este lunes a los 88 años, pasará a la historia junto al argentino Diego Maradona, el brasileño Pelé y el holandés Johan Cruyff como uno de los mejores futbolistas del siglo XX.
Elegido dos veces Balón de Oro, en 1957 y 1959, su historia está íntimamente ligada a la del club de la capital española, con el que ganó cinco Copas de Europa consecutivas de 1956 a 1960.
Jugador del equipo merengue durante 11 temporadas, participó en las grandes proezas del club madridista ayudándole en la rivalidad con el FC Barcelona, el club que en los años 50 dominaba la escena nacional.
Atacante por excelencia, jugador de gestos elegantes y sobre todo gran goleador, la ‘Saeta Rubia’ como lo apodaban sus compañeros de equipo por su impresionante velocidad, terminó cinco veces máximo goleador de la liga española (en 1954 y de 1956 a 1959).
Guardando las diferencias, su rapidez de carrera, su apetito por los goles y su influencia en el juego del equipo blanco lo hacían una especie de Cristiano Ronaldo de los años 50.
Su asociación con otro atacante de la época, el español Francisco Gento, y con jugadores de leyenda como el francés Raymond Kopa y el húngaro Ferenc Puskas, aseguró la supremacía del Real Madrid en el fútbol de las décadas de los 50 y los 60.
Pero si la historia de Di Stéfano no se entiende sin el club blanco, su carrera comenzó en América Latina.
Nacido el 4 de julio de 1926 en Buenos Aires en el seno de una familia de inmigrantes italianos originarios de la isla de Capri, Di Stéfano acumuló títulos y trofeos en la gran mayoría de los equipos que contaron con su talento.
Su nómina de éxitos comenzó con 19 años en River Plate (49 goles en 66 cotejos, entre 1945 y 1949) y un breve paso a préstamo por Huracán (10 tantos en 25 encuentros, en 1946).
Di Stéfano se consagró a partir de un juego que se caracterizó por el despliegue para multiplicarse y aparecer en todos los sectores del campo.
Tenía la capacidad de manejo necesaria para conducir al equipo y un formidable espíritu goleador que le permitió cerrar su carrera con más de 750 goles en partidos oficiales.
De River, donde ganó dos campeonatos de primera división (1945 y 1947), saltó al colombiano Millonarios, con el que obtuvo cuatro títulos de la Liga de ese país (1949, 1951, 1952 y 1953) y anotó nada menos que 267 tantos.
Semejante poder como artillero lo catapultó a Europa para actuar en el estelar Real Madrid, y allí entró en la leyenda al convertirse en una de las figuras del ‘ballet
El jugador total
Como jugador merengue, Di Stéfano marcó 308 goles en 396 partidos disputados a lo largo de 11 temporadas (1953-1964). En ese equipo inolvidable que ganó casi todo lo que jugó, él era el encargado de defender, trasladar y distribuir el balón, asistir a los atacantes, y por supuesto, también llegar al gol, en una definición de su múltiple capacidad en todos los terrenos.
Durante esos años, el jugador nacionalizado español en 1956 ayudó a ganar cinco Copas de Europa de Clubes consecutivas entre 1956 y 1960, ocho ligas españolas, una Copa Intercontinental, una Copa de España y dos Copas Latinas, en uno de los ciclos más brillantes en la historia del popular club madrileño.
En su carrera, la ‘Saeta Rubia’ defendió dos selecciones: la de Argentina -con la que ganó el Campeonato Sudamericano de Ecuador 1947 con un plantel de oro que arrasó con casi todos sus rivales y en el que anotó seis goles- y la de España, para la que marcó 23 goles en 31 partidos.
Sin embargo, su gran frustración fue no haber jugado nunca una Copa del Mundo.
Tras decirle adiós a las canchas en el RCD Espanyol de Barcelona, Di Stéfano asumió el papel de entrenador, en el que también se mostró muy exitoso, a tal punto que fue campeón nacional con los argentinos Boca Juniors y River Plate, así como con el español Valencia.
Fue considerado como el cuarto mejor futbolista del milenio por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol. En 2000 fue nombrado presidente honorario del Real Madrid.
Di Stéfano, que tuvo seis hijos, publicó en 2000 su biografía, titulada “Gracias, Vieja: Las memorias del mayor mito del fútbol”. En los últimos años, rodeado de sus nietos en su retiro madrileño, conservó la humildad y la nobleza que le caracterizaron en su época como jugador. Lo único que le sacaba de quicio era cuando se le hablaba de derrotas.
El mítico exfutbolista, que tuvo varios problemas de salud en los últimos años, anunció en mayo de 2013 en una entrevista que iba a contraer matrimonio con su secretaria, la costarricense Gina González, cincuenta años más joven que él. Sus hijos, sin embargo, evitaron la boda logrando que la justicia les concediera la custodia cautelar de su padre.