Aunque la reventa es ilegal en Argentina, se ha desatado una auténtica fiebre para conseguir una entrada para el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores, que enfrenta este miércoles al San Lorenzo de Almagro y al Nacional de Paraguay.
El estadio de San Lorenzo, el Nuevo Gasómetro, ha visto reducida su capacidad hasta los 40.000 espectadores. Poco para una de las hinchadas más numerosas del país que vive el fútbol con la pasión por bandera.
En principio, las entradas son sólo para socios, pero las ofertas a través de las redes sociales e internet se han disparado. Incluso, se ofrece el acompañar a los compradores hasta las puertas del estadio para garantizar la entrada.
Y los precios, lo más importante, se han inflado de manera sustancia. De hecho, se llegan a ofrecer hasta 1.800 dólares –algo menos de 1.400 euros-, lo que en la economía argentina es todo un capital. Los socios pagan las entradas entre 10 y 140 euros, mientras que los invitados de los socios deben pagar hasta el doble por cada entrada.