Rusia ahogó hoy sus penas mundialistas al aplastar a Liechtenstein (4-0), que sólo pudo frenar las embestidas eslavas en la primera parte, en un partido que supuso un pequeño respiro para el criticado Fabio Capello.
Los rusos no sólo sumaron tres puntos, sino que dieron motivos para el optimismo antes de enfrentarse dentro de un mes a la Suecia de Ibrahimovich en Estocolmo al jugar con un equipo mucho más ofensivo que en Brasil, donde cayeron en la primera fase.
Ante la debilidad del rival, Capello renunció por una vez a su librillo ultraconservador y optó por una alineación inusualmente atrevida en la que cinco jugadores eran capaces de crear y marcar goles, lo que, a la postre, le dio la razón.
Por vez primera en su carrera, Denís Cherishev, el ruso criado en España (Real Madrid) y que ahora milita en el Villarreal, salió de inicio en partido oficial, una muestra de las intenciones de cambio generacional del italiano.
Le acompañaban el díscolo Dzagóev (CSKA) y el fino interior Samédov (Lokomotiv), mientras Kokorin (Dinamo) se recuperó a tiempo de su lesión y salió al campo como segundo delantero por detrás del veterano Kerzhakov.
El jugador menos esperado, el central Ignashévich, abrió el cerrojo visitante con un potente disparo de falta, en el que el balón rebotó en un defensa y despistó al portero (m.4).
El resto del primer tiempo fue un querer y no poder de los locales, ya que Liechtenstein no estaba dispuesto a abandonar su cueva más que en contadas ocasiones.
Samédov lo intentó en infinidad de ocasiones por la derecha, pero sus medidos centros fueron desperdiciados una y otra vez por sus compañeros.
En uno de los escasos contraataques visitantes, Yildiz aprovechó un pase en diagonal y un fallo garrafal de la defensa rusa para personarse en el área, pero en el último momento un defensa se interpuso y su disparo se fue por encima del larguero (m.32).
Diez minutos después, Büchel robó el balón en el centro del campo, avanzó unos metros y lanzó un zambombazo que casi sorprende a Akinféev, titular indiscutible para Capello, pese a su mala actuaciones mundialista.
Esa jugada animó a los rusos, ya que poco después, Chérishev protagonizó uno de sus mejores incursiones, se escapó en velocidad de varios jugadores y centró raso al corazón del área, pero Kerzhakov no llegó al remate.
Al final de la primera parte, una buena jugada de Samédov acabó en un centro raso al jugador que venÃa en carrera, Kokorin, pero su disparo mordido salió fuera por poco.
La mejor ocasión la tuvo en sus botas Dzagóev, que jugó uno de sus mejores partidos con la selección desde la Eurocopa, que disparó de primeras de volea, pero cuando el balón se colaba por la escuadra fue despejado magníficamente por Jehle (m.46).
Nada más arrancar la segunda parte, Dzagóev mató el partido al recibir un balón del recién entrado Dziuba y encarar solo al portero centroeuropeo, que acertó a despejar, pero el balón rebotó en un defensa y entró en la portería (m.50).
Capello les debió dar un buen rapapolvo, ya que los eslavos salieron a morder desde el primer minuto y así cuatro minutos más tarde, Dziuba fue derribado al borde del área por el veterano Frick, delantero reconvertido en defensa a sus 40 años.
El penalti fue marcado por Kombárov, aunque su disparo estuvo a punto de despejarlo Jehle (m.54).
Dziuba (Spartak), el máximo goleador de la liga rusa y mejor jugador en lo que va de campeonato, tuvo en sus botas el cuarto gol, pero su primer remate de cabeza se estrelló en el larguero y el segundo disparo fue despejado por el guardameta.
No desaprovechó la siguiente ocasión el gigantón (1,93), ya que el magnífico pase de la muerte de Kokorin prácticamente sólo había que empujarlo a gol (m.65).
Rusia disputará su próximo partido de clasificación el próximo 9 de octubre contra Suecia en Estocolmo, duelo que podría decidir la suerte del Grupo G, en la que también figuran Austria, Montenegro y Moldavia.
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