La vida de un futbolista suele ser corta y una vez que acaba a muchos les surgen las dudas sobre qué hacer en el futuro. Hay quienes apuestan por la continuidad en el mundo del fútbol (entrenador, presidente), otros que se hacen un hueco en los medios de comunicación y los que se dedican a unas profesiones curiosas cuanto menos. Y hay casos por todo el fútbol mundial.
El último en aparecer ha sido el colombiano Faustino Asprilla, que quiere romper el mercado de los preservativos con una línea de muchos sabores. O los que se han pasado a la política, como Romario o Bebeto, como hizo anteriormente el liberiano George Weah.
Pero hay de todo en la viña del Señor. El estadounidense Chase Hilgenbrinck dejó el balón por la sotana para convertirse en sacerdote, o el belga Jonathan de Falco, que tras no tener mucha suerte en el fútbol es un referente ahora del cine porno. 'Stany Falcone' se llama.
Otro camino es la música, con todas sus variantes. DJ Mendieta (también conductor de autobús) o Álvaro Benito, vocalista de Pignoise, son algunos casos. El Mono Burgos dejó su grupo y ahora vive el fútbol de nuevo en primera persona. Muchos exjugadores que siguen ganando el dinero de otra forma, con otras presiones diferentes a las que se encontraron como profesionales del fútbol.