Josep Guardiola volverá mañana al banquillo del Camp Nou para vivir una experiencia única y quizá incómoda para quien sigue siendo el entrenador más laureado del FC Barcelona, bajo cuyo mando el equipo catalán pasó a ser un conjunto de leyenda.
El relato mañana será muy diferente al que escribió durante cuatro temporadas, porque Guardiola está ahora a sueldo de otro grande, el Bayern de Múnich, y tiene el cometido de sacar de circulación al conjunto de su vida, el Barça, por el que aún es capaz de tomar un avión, acercarse al Camp Nou y vibrar con las acciones de Messi, como recientemente hizo junto a su padre en los asientos que tienen en el estadio azulgrana.
El riesgo del reencuentro era una opción que en el Barça se tenía asumida desde que Guardiola rompió su año sabático en Nueva York, tras cuatro de entrenador del primer equipo, con el que sumó catorce títulos: 3 Ligas, 2 Ligas de Campeones, 2 mundiales de clubes, 2 Copas del Rey, 3 Supercopas de España y 2 Supercopas de Europa.
Se sabía que tarde o temprano llegaría un Barça-Bayern con Pep Guardiola en el bando opuesto, igual que un día el equipo catalán se tendrá que medir en la final de la Liga de Campeones al Real Madrid, partido temido en Barcelona y en Madrid, por los daños colaterales que generará en el perdedor.
Guardiola sigue siendo un ídolo en Barcelona, o como mínimo una figura respetadísima en el barcelonismo, por ser el artífice del mejor Barça de la historia y por haber logrado rizar el rizo con el fútbol que implantó Cruyff, mejoró Rijkaard y encumbró el catalán, ya en el primer año como líder en el banquillo del primer equipo.
Catorce copas le avalan, un historial que venía precedido de una Liga con el equipo filial cuando estaba en la tercera división, y que ha engrosado con su paso por Alemania, ya que gracias a la Copa de Europa que logró el Bayern antes de que él llegase pudo disputar la Supercopa de Europa y el mundial de clubes, títulos que la pasada temporada obtuvo, igual que el Bundesliga, campeonato este último que hace unos días reeditó.
Guardiola, responsable del triplete de la temporada 2008-09 y del sextete del año 2009, sabe que este año en el Barcelona persiguen la misma empresa, y que tienen bastante encarrilado el objetivo.
De hecho, hasta su amigo Luis Enrique Martínez, entrenador azulgrana ahora, no esconde que le motiva esta empresa, aunque con los pies en el sueño se ha referido a ella como una palabra que le invade el pensamiento "pero que igual que puedes ganar tres, también te puedes quedar con cero".
En uno de los partidos más atractivos que se pueden ver en Europa, mañana en el Camp Nou van a coincidir en la zona de banquillos dos perfiles pulidos en el Barcelona y que se han sucedido en los cargos.
Cuando Guardiola dejó el filial para la aventura del primer equipo, Luis Enrique tomó las riendas del equipo B. Y una vez que Pep abandonó el Barça, el asturiano es ahora el dueño del vestuario catalán.
Ambos se profesan el máximo respeto, dentro de una amistad que no esconden, y que arranca en el día que el asturiano decidió abandonar el Real Madrid para unirse al Barça de Bobby Robson en la temporada 1996-97.
Ahora los caminos de ambos han tomado direcciones diferentes, pero han vuelto a reencontrarse en la lucha por un objetivo común, como es estar en la final de Berlín para alzarse con la Liga de Campeones.
Guardiola pisará por primera vez mañana el Camp Nou en el banquillo del rival, y después de la traumática eliminación la temporada pasada contra el Real Madrid hará lo imposible para llevar a su nuevo equipo a la final de Berlín, ya que se ha fijado la consecución de la Liga de Campeones como el gran objetivo de esta temporada, aunque para ello tenga que pasar por encima de su Barça.
El equipo catalán, quizá en su mejor momento de la temporada, por juego, resultado y forma física, llega con ganas de devolver a la entidad bávara el varapalo que sufrió hace dos temporadas cuando fue eliminado en las semifinales por un global de 7-0 (4-0 y 0-3).
Ahora, el Barcelona muestra una imagen radicalmente diferente del equipo que en las dos últimas temporada se ha topado con el techo de las semifinales contra el Bayern hace dos años y los cuartos contra el Atlético el año pasado.
Guardiola tiene enfrente un cometido muy exigente, ya que si bien su equipo viene de ganar la Liga, ha caído en la Copa y arrastra importantes dudas para configurar su mejor once, después de que hace unos días se lesionase Arjen Robben mientras que Robert Lewandowski, también lesionado, ha viajado y será duda hasta que arranque el partido.