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Del superclásico del fútbol argentino al 'superescándalo' mundial

Justo en la noche donde los ojos del mundo estaban puestos en el estadio de la Bombonera para ver el mejor espectáculo que puede brindar el fútbol argentino, todo terminó en un escándalo inexplicable, con tan solo 45 minutos de fútbol.Fernando Czyz
El superclásico de anoche marcaba el final de una trilogía de encuentros entre Boca Juniors y River Plate, que había marcado un triunfo para el primero por el torneo local y una victoria para el segundo en el duelo de ida por los octavos de final de la Copa Libertadores.
Sin embargo, el último de los tres capítulos tuvo un final tan inesperado como vergonzoso, que volvió a poner al fútbol argentino en el escaparate mundial.
El confuso episodio en la salida de la plantilla 'millonaria' en el túnel para el segundo tiempo tuvo como saldo cuatro jugadores que sufrieron "queratitis química" y un partido suspendido tras una hora y 14 minutos de una inexplicable espera con ambas plantillas en el campo de juego.
En esa tensa espera, los actores protagonistas de la noche no contribuyeron para tratar de apaciguar este verdadero 'papelón argentino' de escenario sudamericano.
Los jugadores de River, víctimas principales de esta noche de locura, en el medio del campo de juego con sus discusiones con la policía, sus pares de Boca y los delegados de la Conmebol no encontraron la serenidad necesaria.
La plantilla 'xeneize' no resultó la mejor anfitriona y estuvo más preocupada por demostrar su predisposición para continuar el encuentro de cara al futuro de la serie que en preocuparse por la salud de sus pares 'millonarios' y la posibilidad de serenar a sus simpatizantes.
Los integrantes del operativo policial con su despliegue en el campo de juego luego de los incidentes, tras fallar en la prevención y con su irritabilidad característica, tampoco supo como actuar en estado de emergencia.
Los directivos del club anfitrión no pudieron asegurar el correcto desenvolvimiento de un partido de fútbol en la Bombonera, mientras que sus pares visitantes sumaron a la confusión general cuando saltaron al campo intempestivamente tras el incidente.
El árbitro Darío Herrera, en su debut internacional y en un superclásico, estuvo muy contemplativo ante la inacción de las autoridades de la Confederación Sudamericana, que debieron esperar el llamado telefónico desde Asunción del presidente Juan Ángel Napout para suspender el partido.
El fútbol argentino escribió otra página negra de su historia, esta vez potenciada por el contexto de su superclásico que definía una serie internacional de Copa Libertadores.
En una noche de gala, donde Boca Juniors y River Plate esperaban brindar un 'superespectáculo' para el mundo terminó ofreciendo un 'superescándalo', que no hace más que entristecer al abatido fútbol argentino.

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