Una treintena de niñas pertenecientes a los equipos de la Fundación de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se agolparon la pasada noche al otro lado del cordón que delimitaba la zona mixta en el salón Luis Aragonés de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas (Madrid). Allí esperaban un gesto de complicidad de Vero Boquete, capitana de la selección absoluta femenina; también referente e ídolo para las más pequeñas.
Pronto la firma de la centrocampista gallega -campeona de Europa con el Fráncfort alemán y una de las diez candidatas al Balón de Oro que la FIFA entregó el pasado enero a la germana Nadine Kessler- empezó a multiplicarse en botas, camisetas y libretas.
"Nada nos va a motivar más en Canadá", apuntó Boquete en alusión a la próxima cita mundialista, "que ellas". "Sabemos que el próximo Mundial, el primero en la historia de la selección absoluta femenina, nos ofrecerá la posibilidad de dejarles un futuro mejor. Esa es nuestra responsabilidad", subrayó tras el estreno del documental 'Soñar en Grande', que relata la histórica clasificación para el torneo que reúne a las veinticuatro mejores escuadras del mundo.
Ni Vero Boquete ni Ruth García, las dos jugadoras que se reparten el brazalete en el combinado dirigido por Ignacio Quereda, pudieron crecer con referentes femeninos. Tampoco Ainhoa Tirapu, Leire Landa, Erika Vázquez o Eli Ibarra, la más veterana de las 23 "privilegiadas" que el próximo 5 de junio volarán hacia el país norteamericano.
Allí el equipo español se medirá sucesivamente con el de Costa Rica, Brasil y Corea del Sur con un doble objetivo: superar la fase de grupos para precipitar una mayor exposición mediática.
"Poco a poco hemos ido derribando puertas. Ojalá el fútbol femenino pueda llegar cada vez a más casas", deseó la defensora del Barcelona.
Tres jugadoras de la actual selección absoluta -Vero Boquete, Ruth García y la delantera madrileña del Arsenal Ladies, Natalia Pablos- hicieron realidad en el año 2004 en Helsinki (Finlandia) el primer gran sueño de una generación campeona con la consecución del Europeo Sub-19.
"Ese es uno de los trofeos de los que más orgulloso me siento desde que soy presidente de la Real Federación Española de Fútbol", expuso Ángel María Villar, quien, no obstante, guarda un lugar preeminente a las dos Eurocopas (2008 y 2012), el Mundial (2010) y el oro olímpico (1992) conseguidos por el cuadro masculino.
Convencidos están el mandatario español y su homólogo en la FIFA, Joseph Blatter, de que el futuro del fútbol se conjuga en femenino. Igual opina el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, quien invitó a las integrantes de la selección española a "cambiar el transcurso" de su disciplina.
Lo están haciendo ya, sin apenas recursos pero con ilusiones que justifican su sacrificio. Es el caso de la delantera sevillana del Atlético de Madrid Féminas Priscila Borja, repartidora en una panadería además de futbolista. O de la también colchonera Amanda Sampedro, estudiante de fisioterapia y entrenadora.
"Vuestro gran triunfo", advirtió el exfutbolista Lobo Carrasco, "será poder ser deportistas". Ese privilegio es ajeno a la primera generación mundialista del fútbol femenino español. Solo 28 de las 2.531 licencias profesionales expedidas en la temporada 2013/2014 por la Real Federación Española de Fútbol pertenecieron a mujeres.