La Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte se reúne hoy en Madrid para analizar los hechos ocurridos durante la final de la Copa del Rey, en Barcelona, en la que se produjo una sonora pitada durante la interpretación del himno español.La reunión, según un comunicado de la Presidencia del Gobierno emitido en la noche del sábado, tiene el objetivo de "proceder a denunciar las actuaciones inconvenientes y, en su caso, proponer las sanciones que fueran procedentes, en aplicación de la vigente legislación, cuyos principios deben ser preservados".
Fuentes del Consejo Superior de Deportes indicaron el domingo a Efe que la reunión de la Comisión empezará previsiblemente hoy por la mañana y que durante la tarde se convocará una conferencia de prensa para informar de las decisiones adoptadas.
El presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, ya había advertido el pasado miércoles de que Antiviolencia analizaría "la posibilidad de imponer las sanciones que procedan si se dan hechos contrarios al ordenamiento jurídico", al tiempo que destacó que "todos los himnos, sea cual sea la competición deportiva nacional o internacional que se dispute, deben ser respetados en un ambiente cívico y educado".
Cardenal explicó que en el supuesto de que los aficionados pitasen el himno español existiría "una responsabilidad individual de las personas que puedan llevar a cabo este comportamiento" y que en el "ámbito disciplinario deportivo" la Comisión Antiviolencia "apurará todas las opciones que la legislación concede respecto al organizador del evento y los equipos participantes".
Tanto el Athletic Club como el Barcelona y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) -ésta como organizadora de la final- fueron informados de esa posibilidad a través de una carta firmada por el propio Cardenal y por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez.
La reproducción por megafonía del himno nacional en la noche del pasado sábado en el Camp Nou antes del comienzo del partido, a volumen elevado y durante solo 48 segundos, fue recibida con una estruendosa pitada por la mayor parte de los 95.000 asistentes. Era la primera final de Copa del Rey presidida por Felipe VI como monarca.