El árbitro Gabriel Murta, que el pasado sábado sacó un revólver durante un partido de una liga aficionada en el estado brasileño de Minas Gerais, será sometido a una evaluación psicológica.
"Tendrá que pasar por una evaluación psicológica, pero no será sancionado", dijo a Efe un portavoz de la Federación de Fútbol de Minas Gerais, estado del sudeste brasileño.
De acuerdo con la fuente, además de ser árbitro en partidos de aficionados, Murta, de 27 años, es agente de la Policía Militarizada de Minas Gerais y tiene derecho constitucional a portar armas y a exhibirlas si se siente amenazado.
"Él tiene ese derecho y alegó que se sintió amenazado por los jugadores", dijo el portavoz de la Federación.
La consulta con una psicóloga de la propia Federación fue solicitada este martes en la reunión que el árbitro tuvo con el jefe de la Comisión de Arbitraje de la entidad, Giuliano Bozzano, en Belo Horizonte, la capital de Minas Gerais.
Las imágenes del árbitro con el arma en la mano circulan casi como un virus en las redes sociales.
El incidente ocurrió en Brumadinho, una de las ciudades de la región metropolitana de Belo Horizonte, en un partido entre los equipos Brumadinho y Amantes da Bola válido por la Liga Amateur de Minas Gerais.
El árbitro alegó haber sido agredido con un puñetazo y una patada por uno de los jugadores suplentes del Amantes da Bola que invadieron la cancha para exigir la expulsión de un jugador del Brumadinho tras una falta.
En medio de la confusión, el árbitro fue al vestuario y regresó a la cancha con su revólver reglamentario.
El árbitro fue contenido por varias personas mientras el supuesto agresor huía de la cancha para ponerse a salvo.
Murta nunca ha sido árbitro principal en partidos profesionales y su última actuación en un encuentro oficial de la Federación fue el 19 de septiembre pasado en un compromiso del Campeonato Mineiro para menores de 20 años.