El entrenador del Olympique de Marsella, el español Michel, dio anoche un paso para resolver el principal problema que se ha encontrado en Francia: la hostilidad del público de su estadio.Luis Miguel Pascual
El madrileño se enfrenta a la paradoja contraria a la de su predecesor, el argentino Marcelo Bielsa. Mientras el "loco" era venerado por el público sin importar los resultados, lo que le permitió convertir el Velódromo en un fortín, Michel se enfrenta a la frialdad de los marselleses. Lo cual se traduce en unos malos resultados del equipo en su estadio.
La victoria de anoche contra el Montpellier en Copa de Francia (2-0) ofrece al madrileño una tregua momentánea. La última victoria de los marselleses ante su público remontaba a septiembre pasado en la Liga Europa contra el Groningue y, en el campeonato doméstico, no ganan desde septiembre.
Michel es consciente de la situación. Al término del encuentro no mostró ninguna euforia y reconoció que sus jugadores comenzaron nerviosos el partido. El temblor típico de quien sabe que afronta un examen complicado.
"Cuando íbamos por delante en el marcador hemos jugado de forma nerviosa y precipitada", aseguró el entrenador madrileño.
El ambiente fue frío, no sólo por la temperatura, sino porque el habitualmente bullicioso público del Velódromo parece haber perdido la pasión que despertaba el equipo el año pasado de la mano de Bielsa.
El Marsella no aplastó al Montpellier, que se presentó plagado de suplentes puesto que están más pendientes de no bajar a segunda que de ganar la Copa de Francia.
Fue una victoria sin brillo, como señalan los diarios franceses, otra de las espinas en el pie de Michel, que no ha logrado convencer a la prensa de que necesita tiempo.
"La Province", el diario más importante de Marsella, aseguró que el partido fue mejor que el último en casa contra el Bastia, que acabó 0-0: "Esta vez el aburrimiento no fue mortal como entonces, fue solo anestésico".
"L'Équipe", por su parte, se limita a asegurar que el triunfo de los marselleses "no significa que haya vuelto el romance entre el equipo y su público".
Pero la victoria, aunque fuera ante un equipo modesto, aunque el rival estuviera plagado de bajas, aunque no se acabara con una cerrada ovación, puede servir de trampolín para cambiar la tendencia que bloquea al equipo.
Michel, que llegó en la segunda jornada del campeonato para colmar el hueco dejado tras el inesperado portazo de Bielsa, necesita que su equipo se clasifique para la competición europea para el próximo año.
Una condición para lo que resulta indispensable volver a obtener buenos resultados en el Velódromo, donde en las 11 primeras jornadas de liga el balance es dos victorias, seis empates y tres derrotas.
El propio Michel lo reconoce: "Necesitamos ganar en nuestro estadio (...) Si encadenamos buenos resultados, estoy convencido de que recuperaremos la confianza".
El entrenador tendrá este fin de semana una buena muestra de si todavía hay tiempo para salvar los muebles en su primera temporada en Francia.
El Marsella viaja a Lyon, un equipo de gloria pasada que está completando una temporada mediocre. Ambos están empatados en la tabla y los dos tienen ambiciones puestas en Europa.
El Lyon es noveno y el Marsella octavo, a cuatro puntos de la cuarta plaza, que da acceso en Francia a la Liga Europa. A uno más está la Liga de Campeones. El domingo por la noche se sabrá cual de los dos puede aspirar con más argumentos a ese sueño.