Cientos de hinchas y familiares de las víctimas se congregaron hoy en los alrededores del estadio Arena Condá, la sede del club Chapecoense brasileño, en una especie de vigilia por los futbolistas, dirigentes y periodistas que murieron en el accidente aéreo de este martes en Colombia.
La llovizna que castigó en la mañana de hoy la pequeña ciudad de Chapecó, en el sureño estado de Santa Catarina, no impidió que la Arena Condá se convirtiera en punto de encuentro de consternados hinchas y de familiares de las víctimas en busca de informaciones.
Los aficionados, muchos usando la camiseta o ropas del color verde que identifica al club de Chapecó, llegaron con velas y flores hasta el estadio, ubicado junto a la sede del equipo, en un homenaje a las víctimas.
El dolor de una hinchada que ha perdido a sus ídolos. Así homenajean los aficionados del Chapecoense a su club. #ForçaChape pic.twitter.com/sTpnakf9RH
— ElDesmarque (@eldesmarque) 29 de noviembre de 2016
El conjunto brasileño viajaba a Colombia para disputar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional y el accidente aéreo provocó la muerte de alrededor de 75 de los 81 pasajeros que estaban a bordo del avión, según los últimos datos que proporcionó la Policía colombiana.
El avión pertenecía a la empresa boliviana Lamia y había sido fletado por el Chapecoense, que lo llenó con jugadores, dirigentes e invitados especiales, para la que sería su primera final de un torneo internacional en sus 43 años de historia.
Los pocos dirigentes que quedaron en el club tuvieron que improvisar un sistema de atención a los familiares de las víctimas y de divulgación de informaciones para dar cuenta de las centenas de personas que llegaron hasta la Arena Condá.
"Sou Chapecoense, com muito orgulho, com muito amor". O canto em volta da Arena Condá é de arrepiar. pic.twitter.com/22KI5PgoX1
— Folha de S.Paulo (@folha) 29 de noviembre de 2016
Los familiares fueron recibidos en una sala exclusiva, donde eran atendidas por médicos y psicólogos contratados por el club, en tanto que los demás hinchas permanecían en los alrededores sin ocultar su consternación.
Los ocho jugadores del club que no viajaron por estar lesionados o fuera de forma, que se concentraron en los vestuarios del estadio tras conocer la noticia, también recibieron atención especial.
A la espera de la posible apertura de las puertas del estadio, los hinchas se esparcieron por los estacionamientos y el Centro de Eventos, donde entonaban cánticos de apoyo o participaban en ruedas de oración por las víctimas.
El ambiente de tristeza en esta localidad de sólo 200.000 habitantes en la que su club de fútbol era una referencia es visible no sólo en los alrededores del estadio, sino en toda la ciudad, prácticamente paralizada y cuya alcaldía declaró luto oficial de 30 días, suspendió las clases en las escuelas públicas y canceló los eventos relacionados con la Navidad y el Año Nuevo.
El equipo partió el lunes desde el aeropuerto de Sao Paulo, con la ilusión a cuestas y la esperanza de ganar el partido de ida de la final ante el Atlético Nacional, pero su proyecto se vio truncado a pocos kilómetros de la ciudad colombiana de Medellín.
Lo que iba a ser una fiesta acabó convirtiéndose en una tragedia.
El club ascendió a la máxima categoría del fútbol brasileño en 2014 y dos años después se clasificó para la final de la Copa Sudamericana, que iba a disputar contra el Atlético Nacional.