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Alberto Gallego, del Rayo Oklahoma al Cosmos para hacer historia

Hace menos de un año que Alberto Gallego aterrizó en Estados Unidos para hacerse cargo del Rayo Oklahoma, el proyecto de franquicia internacional del Rayo Vallecano en el que completó un gran trabajo. Lo consiguió pese a los problemas a los que tuvo que hacer frente antes de conducirlo hasta las semifinales de la North American Soccer League (NASL).Juan José Lahuerta
El buen papel de Gallego no pasó desapercibido en la competición estadounidense y el New York Cosmos, un club histórico de la competición, decidió incorporar para la próxima temporada al técnico español. Por primera vez en la historia, un entrenador español formará parte del mítico club en el que en tiempos no muy lejanos llegaron a jugar Pelé, Carlos Alberto, Franz Beckenbauer, Joahn Neeskens, Giorgio Chinaglia y Raúl González.
Alberto Gallego ejercerá como segundo entrenador y estará a las órdenes del técnico venezolano Giovanni Savarese, que llegó al banquillo del New York Cosmos en noviembre de 2012. Con Savarese al frente, el conjunto estadounidense ganó las ligas de 2013 y 2015. Desde la inauguración del torneo en abril de 2011, el Cosmos es el club más laureado con ese par de trofeos.
En la anterior etapa de la competición, entre 1968 y 1984, el Cosmos, con cinco títulos, también es el club que más campeonatos ganó. Por historia y estadísticas, es un referente en Estados Unidos. Y, allí, donde nunca llegó otro técnico español, estará Alberto Gallego.
 
RAMÓN PLANAS, SIMEONE Y SAMPAOLI
 
Pero el camino de Gallego hasta el Cosmos no ha sido sencillo. Ha vivido una historia de superación en la que ha tenido que saltar algunos obstáculos hasta conseguir su premio. Como otros muchos entrenadores, tuvo que escalar poco a poco desde abajo. Y todo empezó sobre los campos de fútbol, en los que intentó progresar hasta que una lesión frenó su crecimiento.
Entonces decidió que los banquillos eran su futuro e inició su carrera en equipos de regional como el Benabarre, al que consiguió ascender de categoría. Después de otras aventuras en divisiones menores del fútbol español, Ramón Planes, director deportivo del Rayo Vallecano, decidió incorporar a Gallego en el organigrama técnico del club madrileño.
Su idea de fútbol atrevido, sin esconderse, llamó la atención de Planes, una referencia para él además de otros dos nombres de sobra conocidos: Diego Simeone y Jorge Sampaoli.
"A Ramón Planes Le considero un visionario dentro del fútbol, aunque también me identifico mucho con Simeone y con Sampaoli. Tienen una idea común: sacar el máximo rendimiento al jugador. Son muy intensos", dice en una entrevista con EFE.
"Sampaoli empezó desde abajo, se tuvo que ir a Perú, al Sport Boys, un equipo que no conocía nadie. Después, en el Universidad de Chile, consiguió muchos títulos. Es un luchador nato, sin márketing, y con mucho trabajo en silencio. Eso a mí me inspira mucho. Me veo reflejado en su historia. Busco reflejarme en ellos. Muchos no han llegado como Sampaoli, pero me siento identificado", agregó.
 
RAYO OKLAHOMA: UNA DURA PERO GRATIFICANTE EXPERIENCIA
 
Con esa filosofía, Gallego llegó a finales del mes de julio pasado al Rayo Oklahoma. El proyecto internacional de Raúl Martín Presa atravesaba serios problemas en Estados Unidos. El descenso del Rayo a Segunda División obligó a ajustar números porque los ingresos televisivos descendieron. Se pidió un recorte salarial a los empleados y el 80 por ciento abandonó el barco. Entre ellos, su entrenador, Alen Marcina.
Entonces, el Rayo Vallecano mandó a Gallego con el cargo de director ejecutivo. Su misión: organizar todo el caos y dejar en buen lugar al conjunto estadounidense, en una situación crítica cuando llegó a Oklahoma.
"Se sufrió mucho. Era un escenario desconocido. Todas las acciones consecuentes a mi llegada eran desconocidas para mí. Se fueron casi todos los trabajadores de la oficina, todo el "staff" técnico renunció tres días antes de jugar ante el New York Cosmos y tuve que entrenar a jugadores que sólo podía conocer de oídas como Boateng o Samaras"
"Hice un poco de todo: de presidente, de director deportivo, de entrenador... Cuando llegué, se fueron del club y me quedé sólo con dos chicas trabajando. Estábamos a mitad de curso y había que continuar. Esa era la razón por la que se llamó a otro entrenador, Gerard Nus, para que me ayudara con el trabajo", apunta.
Gallego vivió una montaña rusa de emociones durante todo el tiempo que estuvo en el Rayo Oklahoma. Como cuenta, también tuvo que actuar como una especie de psicólogo para los demás. Pero, para él, no hubo un hombro donde llorar sus penas.
"Estaba en una ciudad desconocida, en una habitación de hotel de carretera y conforme iban pasando los días la soledad era mi hábitat natural. Me animaba a mí mismo porque no tenía a mi gente cerca. Esa soledad crecía porque cada vez la bola se iba agrandando. Viví momentos de dudas y de no saber por qué fui. Pero decidí llegar hasta el final".
Ese final fue inesperado y gratificante. El trabajo de Gallego y de sus compañeros dio sus frutos y el Rayo Oklahoma llegó a las eliminatorias por el título cuando tres meses antes parecía un milagro. En semifinales, se cruzó con el New York Cosmos, el primer equipo al que se enfrentó cuando se instaló en Estados Unidos. Y, aunque perdieron, el éxito fue total.
 
AL COSMOS DE LA MANO DE RAÚL GONZÁLEZ
 
Y fue ese mismo club, el New York Cosmos, el que se cruzó por tercera vez en su carrera. Lo hizo por medio de un nombre especial que forma parte del panteón de grandes jugadores que pasaron por la historia de la entidad neoyorquina. Raúl González formo parte de la plantilla del Cosmos hasta octubre de 2015. Ahora es embajador de LaLiga Santander en Estados Unidos y no duda en ayudar al último equipo de su carrera.
"Luke Sassano, el director deportivo, estuvo hablando con Raúl. Parece ser que habló muy bien de mí. Conocía la situación de Oklahoma y tenía toda la información. Él dio mi nombre y a partir de ahí, Giovanni Savarese (entrenador del Cosmos) se informó un poco más. Se volvió a reunir con Raúl y tomó la decisión de llamarme. Así que es doblemente sorprendente, porque que una leyenda como Raúl acabe diciendo mi nombre..."
"Savarese me dijo que habían pensado en mí para ser su segundo entrenador y su mano derecha porque reconocían mi trabajo en Oklahoma. Me explicó que me valoraban muchísimo y que estuvieron detrás de mí durante toda la temporada. Fue una recompensa a todos los malos momentos. Pensé que nadie podía valorar lo que estaba haciendo desde el silencio y un poco a oscuras", agrega.
Ahora, Gallego tendrá la oportunidad de dar un paso adelante en su carrera con más tranquilidad, en un club renovado con un nuevo propietario, Rocco B. Commisso, presidente del quinto mayor proveedor de televisión por cable de Estados Unidos, "Mediacom Communications Corporation".
El empresario de origen italiano rescató al Cosmos, que después de proclamarse campeón en 2016 anunció que suspendía operaciones y que daba de baja a sus futbolistas. Fuentes de la entidad, cifraban la deuda adquirida en los últimos cuatro años en 30 millones de dólares.
La llegada de Comisso evitó la desaparición de un club mítico. Ese aura mitológica forjada a finales de los años 70 y principios de los 80, se huele en cada rincón de las instalaciones del Cosmos. Las leyendas del pasado, Pelé, Beckenbauer, Raúl o Neeskens están todavía presentes.
"Están orgullosos de sus jugadores. Está todo empapelado de sus camisetas y de sus fotos. Se alimentan de toda la historia del Cosmos, que sigue viva y que no quieren que muera. El Cosmos no puede morir nunca y la historia es la que hace que tenga este poder. Es emocionante ver que toda esta gente ha estado en este club y como llegan a respetarles y admirarles. Se nota mucho".
Gallego podrá formar parte de esa historia que aún tiene muchos capítulos por escribir. Lo hará con la condición de primer técnico español que tiene la oportunidad de intentar triunfar en el club más conocido de Estados Unidos.
Esta vez, no estará solo. Espera que su mujer, embarazada de su primer hijo, pueda acompañarle en esta nueva aventura. Atrás quedarán momentos más complicados: "Siempre he sido feliz. A nivel profesional, esto me ha compensado lo amargo que traje de Oklahoma. Tengo ahora el dulce que esperaba". Ese dulce, se llama Cosmos.

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