El fisioterapeuta del Eldense, Juan Luis Sukunza, afirmó que, tras 34 años en el fútbol, le resultará imposible olvidar una temporada como la actual, que pensaba que lo había visto todo en este deporte y no ha sido así y que los gestores del club le impedían hablar con los jugadores.Sukunza ha vivido de cerca la polémica suscitada en torno al posible amaño, en el marco de una trama de apuestas, del resultado del partido de Segunda División B Barcelona B-Eldense.
El partido acabó con victoria local por 12-0 y con cinco detenidos que posteriormente fueron puestos en libertad con cargos ante la posibilidad de que se hubiera influido en el resultado del encuentro por una cuestión relacionada con las apuestas.
"Es un partido que no se me olvidará nunca, primero porque el resultado no fue habitual por mucho que seas un colista y te midas a todo un líder, y después por todo lo que aconteció luego", indicó Sukunza en declaraciones a EFE.
"Cuando terminó la primera parte en Barcelona con 8-0 en el marcador, estaba con una muy mala leche, algo que se acrecentó más cuando vi a los dos entrenadores que teníamos apoyados contra la pared en el vestuario sin decir nada", relató.
"Por amor propio, por un club, por un escudo, por un pueblo que nos había visto por televisión, aquello no se podía consentir y, aunque mi faena en el equipo es otra, les di un rapapolvo porque estábamos haciendo el ridículo", indicó
"Nada más volver al campo en la segunda parte, el que ponía el carné, Fran Ruiz, me dijo que no debía haber dicho nada. Después de saber todo el mundo lo que ha pasado, te das cuenta de que les molestaban que los que estábamos fuera de todo eso, nos empezáramos a dar cuenta de lo que sucedía", indicó.
También señaló que cuando unos días después vio esposados a los implicados, tuvo una sensación de tristeza, incredulidad y sorpresa.
"Si se demuestra que detrás de todo esto había lo que todos sospechamos, que lo paguen", dijo Sukunza, quien recordó que durante algún tiempo le prohibieron dar masajes a los futbolistas. "Me dijeron que el que estuviera en condiciones, entrenara, y que el que no, descansara", recordó.
"Entre semana no podía hablar con los futbolistas. Tuve un par de reuniones con Capuani -responsable del grupo italiano que gestionaba el club-, quien me invitó a irme", señaló.
"Me sacó con chulería unos billetes del bolsillo y me dijo que me pagaba para que mañana no viniera. El motivo era que yo no podía ser amigo de los futbolistas, ni hablar con ellos: tenía que darles masajes sin hablar con los jugadores", concluyó.