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Machín, un joven técnico de éxito en busca de salto de calidad y de exigencia

El soriano Pablo Machín, nuevo entrenador del Sevilla para las próximas dos temporadas, afronta a sus 43 años un salto de calidad en su carrera en un club con mayor exigencia y retos más altos, vinculados a jugar cada año competiciones europeas, después de haber triunfado en el Girona con campañas muy meritorias.Machín (Gómara -Soria-, 7 de abril de 1975), con quien el Sevilla vuelve a apostar por un técnico español dos años después de la marcha de Unai Emery, tiene ahora ante sí su primer gran reto en la élite, solo un año más tarde de debutar en Primera con un Girona al que ascendió por primera vez en su historia a la máxima categoría.
Este joven técnico, al que la entidad catalana le había ofrecido una renovación por dos campañas más y por cuyos servicios el club sevillista ha tenido que abonar un millón de euros de penalización, empezó en el fútbol como jugador en el equipo de su tierra, un Numancia entonces más modesto y que militaba en Segunda B.
Sin embargo, su trayectoria como futbolista fue corta porque una lesión le obligó a retirarse muy joven (a mediados de los 90), tras lo que le entró el 'gusanillo' del banquillo y comenzó desde abajo su carrera, en las categorías inferiores del club soriano.
Titulado en Magisterio y Educación Física y procedente de una familia de agricultores, tuvo como primer 'maestro' a Miguel Ángel Lotina, cuando éste le dirigía en el Numancia y con el que fue preparador de porteros, y luego fue segundo entrenador varios años (2007-11) con Gonzalo Arconada, Sergio Kresic, José Rojo 'Pacheta' y Juan Carlos Unzué, técnico del Celta el pasado curso, hasta que en 2011 cogió en solitario las riendas del primer equipo numantino.
Tras su exitoso paso por el Girona, a Machín le espera ahora un destino mucho más exigente como técnico sevillista, al llegar a un equipo que ha jugado la Champions las tres últimas campañas y ganado 9 títulos (6 europeos y 3 nacionales) en los últimos doce años.
Esto le llevará a asumir una responsabilidad diferente a la de sus anteriores etapas y, sobre todo, le obligará a saber convivir con una mayor presión en un club acostumbrado a altas exigencias, tanto desde el consejo de administración como desde la afición.
En cualquier caso, ya en su juventud, tras su grave lesión de rodilla, escogió un camino que no era fácil al optar por sacarse el carné de técnico, pese a que entonces creía que no iba a poder vivir de ese oficio. Los hechos demostraron que estaba equivocado.
Si no hubiera sido así, su vocación de maestro le hubiera conducido a ejercer como profesor de Educación Física, según ha admitido, aunque tampoco se le hubieran caído "los anillos" si, por tradición familiar, hubiera tenido que dedicarse a la agricultura.
Entre sus características como entrenador destaca que la idea de juego está por encima de los sistemas, además de apostar por el equilibrio y la inteligencia sobre el campo más que por la valentía, sin que sus conjuntos dejen de ser ofensivos.
Nombrado técnico del Numancia en la 2011-12, estuvo una campaña más en Soria, pero luego no fue renovado y se quedó en paro, hasta que en marzo de 2014 le llamó el Girona, entonces último de Segunda a trece jornadas del final, y salvó al equipo de bajar a Segunda B.
En las dos siguientes temporadas, los gerundenses se quedaron a las puertas del ascenso a Primera, un logro histórico que, con Pablo Machín al mando, terminaron por lograr en su tercer año (2016-17).
En la recién finalizada temporada, el soriano dejó décimo clasificado al equipo catalán con 51 puntos, siete menos que un Sevilla (séptimo) al que estuvo disputándole la última plaza europea hasta las últimas jornadas.
En el Girona destacó su trabajo de la estrategia, pues terminó la liga como el equipo con más goles anotados a balón parado (23).
Con Machín, el Sevilla vuelve a contar con un técnico español dos años después de la marcha de Emery, ahora en el Arsenal inglés, si bien en los cuatro últimos partidos de la pasada campaña, tras las destituciones del argentino Eduardo Berizzo y del italiano Vincenzo Montella, ocupó el banquillo Joaquín Caparrós, que ahora ha sido uno de sus valedores como nuevo director de fútbol sevillista.

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