El empresario y ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi vuelve a estar operativo en el mundo del fútbol, al haber adquirido, a través su compañía Fininvest, el Monza, un conjunto que milita en la Serie C italiana (Tercera división).
Tras ganarlo todo en sus 31 años como presidente del Milan, y vender las cuotas del club rossonero en 2017 a un consorcio de inversores chinos, Berlusconi decidió regresar al fútbol junto a su histórico colaborador y ex consejero delegado milanista Adriano Galliani.
El nuevo desembarco de Berlucosni en el fútbol italiano llega dado de la mano de unas reglas un tanto llamativas. En un acto político, el empresario dejó claro que los futbolistas que jueguen en su equipo no llevarán "ni barba ni tatuajes" y "siempre irán vestidos con sobriedad y a la moda".
También será bastante estricto en la relación de los jugadores con los fans: "Si se les pide un autógrafo, no harán un garabato, sino que escribirán bien claro el nombre y el apellido". Y "será un equipo joven, compuesto con jugadores italianos", aseguró.
Por último, también ha propuesto como norma que "cada vez que hagan una falta, pedirán disculpas al adversario. Al árbitro le tratarán como a un caballero".