La final de la Copa Libertadores 2018 pasará a la historia como una de las más accidentadas de los últimos tiempos. El pitido inicial del partido de vuelta, previsto para el sábado 24 de noviembre a las 21 horas, se tuvo que retrasar hasta en dos ocasiones antes de aplazarlo al domingo 25, fecha en la que finalmente tampoco se celebró quedando aún pendiente el día y la hora de su disputa, detalles que serán desvelados el próximo martes tras la reunión entre CONMEBOL y los presidentes de River Plate y Boca Juniors, los dos equipos clasificados para esta ronda, en Asunción.
Los incidentes que tuvieron lugar a la llegada del autobús del equipo xeneize al Estadio Monumental de River Plate con lanzamiento de piedras, botellas y de gas pimienta fueron los causantes de la suspensión de un encuentro esperado por todos los aficionados al fútbol no sólo de Argentina.
Boca Juniors se negó a disputar el partido y River Plate apoyó a su rival en la decisión al encontrarse varios futbolistas lesionados por lo acontecido minutos antes de la llegada del equipo al estadio.
A pesar de que desde la directiva de River Plate se afirma que el partido se disputará en el Monumental, un precedente no muy lejano podría hacer que Boca Juniors, sin necesidad de disputar el encuentro, se proclamara campeón de la competición.
Sucedió el 14 de mayo de 2015 en partido correspondiente a los octavos de final de la misma competición. A la salida de los jugadores de River Plate en La Bombonera para la disputa de la segunda mitad del encuentro de vuelta, un aficionado de Boca Juniors identificado posteriormente, roció a los jugadores del millonario con gas pimienta viéndose muy afectados por esta sustancia Leo Ponzio, Funes Mori, Kranevitter o Vangioni.
El partido quedó suspendido a falta de la disputa del segundo acto y CONMEBOL daría el pase a River Plate multando a su rival y obligándole a disputar los siguientes cuatro encuentros como local sin público. Boca Juniors quedó por tanto descalificado aunque se consideró un atenuante en su sanción el hecho de que colaborase con la justicia para esclarecer los hechos.
Además, según el apartado 2 del artículo 8 del reglamento disciplinario de la Copa Libertadores, "los clubes son responsables de la seguridad y del orden tanto en el interior como en las inmediaciones del estadio, antes, durante y después del partido del cual sean anfitriones u organizadores". "Esta responsabilidad se extiende a todos los incidentes que de cualquier naturaleza pudieran suceder, encontrándose por ello expuestos a la imposición de las sanciones disciplinarias y cumplimiento de las órdenes e instrucciones que pudieran adoptarse por los órganos judiciales", continúa.
El presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, aseguró tras todos los incidentes que "Boca quiere que el Tribunal de Disciplina de la Conmebol lea las quince hojas de nuestra presentación y queremos una respuesta formal". En esos documentos se incluye un certificado médico por el cual se acredita que Pablo Pérez, jugador xeneize, sufrió lesiones que le impedían jugar y que podrían revertir en sanciones económicas y de índole deportivo además de la pérdida del partido para su rival.