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Vincent Kompany, tras leyenda del fútbol total

Javier Albisu

Bruselas, 22 may .- Arquitecto durante once temporadas de la transformación del Manchester City en una fábrica de victorias, el belga Vincent Kompany ejercerá como jugador-entrenador del Anderlecht a partir de la próxima campaña, siguiendo la estela de George Weah con Liberia, Romario con el Vasco de Gama o Ryan Gigss con el Manchester United.

"Es la decisión más pasional pero racional que he tomado", le dijo el central y capitán del City a sus seguidores en una carta que publicó esta semana en Facebook para despedirse de la afición y dar cuenta del reto en el que invertirá los próximos tres años de su vida.

Kompany, al que la grada del Etihad Stadium le conoce como "Vince The Prince" y la BBC ha descrito como "una de las personalidades más importantes de la historia de la Premier League", no habría tenido grandes dificultades para encontrar, a sus 33 años, un suculento contrato en China, Japón o Qatar con el que hace caja antes de colgar las botas.

Sin embargo, y tras haberlo sido todo en el Manchester City, ha decidido volver al humilde equipo con el que debutó como profesional a los 17 años tras haber conquistado cuatro veces la liga, dos veces la Copa FA y cuatro la Copa de la Liga con el club al que llegó en 2008 tras haberse formado en el Anderlecth de Bruselas y haber jugado dos temporadas en el Hamburgo alemán.

Y también con el premio al gol más hermoso de la temporada en la Premier: un misil desde fuera del área ajustado a la escuadra que supuso el tanto de la victoria del Manchester City contra el Leicester en la penúltima jornada del campeonato.

Le ha faltado sólo la ansiada Liga de Campeones con el equipo de su vida, donde ha disputado 360 partidos y ha sumado 20 goles a las órdenes de a las órdenes de Mark Hughes, Roberto Mancini, Manuel Pellegrini y Pep Guardiola, y junto a futbolistas como Robinho, Emmanuel Adebayor, Carlos Tévez, David Silva, Patrick Vieira, Sergio Aguero o Kevin De Bruyne.

Su mayor logro internacional, por ahora, llegó a través de la selección de Bélgica del español Roberto Martínez, con la que consiguió la tercera plaza en el pasado Mundial de Rusia.

El "por ahora" responde a que Kompany no ha renunciado a seguir sumando partidos con los "Diablos Rojos", con los que acumula 84 encuentros y con los que espera disputar la Eurocopa de 2020, donde tiene puestas muchas esperanzas la generación de oro del fútbol belga, que completan nombres como Eden Hazard, Romelu Lukaku, Thibaut Courtois o De Bruyne.

"Evaluaremos su nivel de juego y será seleccionado en relación a este. No me basaré en absoluto en lo que haga como entrenador del Anderletch", dijo esta semana Martínez al anunciar la lista de jugadores que se medirán el mes que viene contra Kazajistán y Escocia en la fase de clasificación para ese torneo, en la que figura Kompany.

Nacido en Bruselas en una familia humilde, Kompany estuvo "muy cerca de seguir una mala trayectoria", como sugiere que a los 14 años le expulsaran del colegio por sus reiteradas ausencias debidas al fútbol y fuera también excluido de su escuela de fútbol por un choque con su entrenador.

"Si hubiera querido vender droga, literalmente podría haber bajado a mi calle e implicarme en operaciones dudosas. Si hubiera querido impresionar a las chicas, habría podido entrar en una pandilla. Era el tipo de personas que conocía. Jugaba al fútbol con esos tipos", explicaba sobre su infancia.

Si embargo, Kompany logró convertirse en un futbolista estrella comprometido con las causas sociales, en esposo de Carla y padre de Sienna, Kai y Caleb y, desde 2017, en titulado en Comercio.

"Se lo debo todo a mis padres. Desde que nací, hemos ampliado nuestros horizontes mucho más lejos que los muros de nuestro pequeño apartamento", ha dicho el jugador sobre su madre, una belga que "era socialista, casi comunista" fallecida de cáncer en 2007 y de su padre, Pierre Kompany, refugiado político congolés que el pasado octubre se convirtió en el primer alcalde negro de la historia de Bélgica, como regidor de Ganshoren.

Las negociaciones con el Anderlecht empezaron a fraguarse hace unas cinco semanas. El club le trasladó su objetivo de "construir una fuerte identidad de juego basada en un fútbol atractivo y de ataque" y Kompany pensó que podría llevar a ese barrio de la capital belga el estilo de juego de Guardiola, por quien se deshace en elogios.

"Es el fútbol que quiero enseñar y ver jugar", explicaba el jugador sobre proyecto para el Anderlecht su nuevo equipo, que esta temporada ha sido sexto a 20 puntos del campeón, el Genk, y que atesora treinta y cuatro títulos de liga, nueve de copa, dos de la extinta Recopa de Europa y una Copa de la UEFA, ahora llamada Liga Europa.

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