Los aficionados británicos tomaron hoy en son de paz las calles de la plácida Bakú, escenario mañana de la final de la Liga Europa y ciudad poco acostumbrada al bullicio y el gusto por la cerveza de la ruidosa hinchada del Chelsea y el Arsenal.
Los principales bulevares y calles peatonales de la capital azerbaiyana son ya propiedad exclusiva de los seguidores con camisetas azules y rojas, que llenan los restaurantes, bares y terrazas de la zona.
La temperatura es casi veraniega en la capital azerbaiyana, por lo que los británicos se comportan como si estuviesen en la costa española, beben como si ni hubiera un mañana y visten con pantalones cortos y chanclas, lo que le ha dado un ambiente festivo al corazón de la ciudad.
Por el momento, el ambiente es de camaradería entre ambos equipos londinenses, aunque es verdad que muchos de los aficionados más fieles llegarán a Bakú pocas horas antes de la gran final de la Liga Europa en el Estadio Olímpico de Bakú.
Esto se puede ver especialmente en el Hard Rock Cafe situado en el centro de Bakú, en cuyos balcones han sido colocadas dos banderas, una de cada finalista.
Lo mismo ocurre en el Burger House, otro de los lugares preferidos por las hordas de aficionados británicos, poco duchos en la gastronomía del Cáucaso.
Ese establecimiento ha decidido atraer no sólo a los aficionados, sino también a los periodistas extranjeros, que son agasajados con cerveza gratis.
La policía ha reforzado las medidas de seguridad, pero por lo demás no hay restricciones a la compra y consumo de bebidas alcohólicas, ya que Azerbaiyán es un país musulmán con un Estado laico.
Además, los hinchas de Chelsea y Arsenal han podido comprobar que Bakú, ciudad bañada por el mar Caspio, es una de las ciudades más bonitas de la región.
El paseo a orillas del mar Caspio, donde los hermanos Nobel hicieron su fortuna a finales del siglo XIX, les hizo olvidar las penas por las peripecias sufridas para llegar a esta ciudad, situada a unos 4.000 kilómetros de Londres.
No todos los aficionados, ni muchos menos, son británicos, ya que a Bakú han viajado ya seguidores del Chelsea procedentes de la toda la región, sea Georgia, Rusia o Ucrania.
Por tradición, el Chelsea, que tiene como dueño al oligarca ruso Román Abramóvich, cuenta con muchos seguidores en territorio ruso, pero en el espacio postsoviético hay aficionados de los dos equipos.
También se han desplazado a Bakú aficionados al fútbol de Irán y los países árabes, cuya presencia ya se ha convertido en un clásico en las últimas finales europeas.
Con vistas al día del partido, los aficionados de ambos equipos serán trasladados al estadio en autobuses especiales para evitar aglomeraciones y posibles incidentes.