Los hinchas de River Plate celebraron hoy una nueva Recopa Sudamericana, la tercera de su palmarés, y los colores del Millonario llenaron todo Buenos Aires durante otra noche de festejos para el equipo, en un ciclo victorioso que sus adeptos sueñan con mantener vivo.
"No paramos de dar vueltas, estamos felices, continúa el ciclo y no termina, no va a terminar por ahora", dijo a Efe el hincha Eduardo Gómez en el Obelisco de la avenida 9 de Julio de Buenos Aires, donde decenas de aficionados se reunieron para airear sus banderas hasta entrada la madrugada tras vencer al Atlético Paranaense brasileño por 3-0.
Los festejos comenzaron nada más terminó el partido en el estadio Monumental, en el porteño barrio de Núñez, y se extendieron por la ciudad, donde centenares de coches hicieron sonar sus bocinas por River.
A su salida del estadio, el simpatizante del Millonario Ángel Gallardo, que comparte orgulloso su apellido con el técnico de River, Marcelo Gallardo, apuntó a la figura del entrenador como artífice de esta era de triunfos para el cuadro 'Gallina'.
"'Napoleón' Gallardo nos acostumbró a esto, a salir campeones", aseguró eufórico.
El Obelisco, centro neurálgico de la capital argentina, fue un poco más tarde el epicentro de la celebración, como es tradicional siempre que un equipo del país austral gana un torneo.
Los cánticos al 'Muñeco' Gallardo fueron recurrentes en los aficionados y multitud de ellos pedían que se quedase en la escuadra argentina.
El ambiente fue más comedido que el de otras celebraciones por parte de la hinchada del vigente campeón de América.
En su estadio, River Plate consiguió darle la vuelta al resultado adverso del partido de ida (1-0 en el Joaquim Américo Guimaraes de Curitiba, en Brasil), y alzó así su tercera Recopa Sudamericana, después de los títulos de 2015 y 2016.
El conjunto argentino se resarció de la derrota prematura en el último Mundial de Clubes, donde cayó en semifinales, a las primeras de cambio.
De este modo, redondeó la consecución de la Libertadores de 2018 en una final que se convirtió en un superclásico histórico disputado ante Boca Juniors en Madrid, después de que incidentes impidieran que se jugase el partido de vuelta en casa de River.
El eterno rival fue otro de los objetivos de las dedicatorias de los fanáticos millonarios en la noche en que consiguieron su decimosegunda copa internacional.
Con un colorido sombrero de su equipo y visiblemente emocionado, Alan Arife le mandó un mensaje a Boca: "esto es algo único porque la final los bosteros no la quisieron jugar acá por lo que causa el Monumental, es un infierno".
El Atlético Paranaense estuvo a punto de forzar la prórroga y esquivar ese ambiente adverso, pero dos goles en los últimos minutos certificaron el 3-0 final e inclinaron la balanza hacia el local.
Otra aficionada que vio el partido en televisión y acudió al Obelisco, Karina Caballero, admitió que vivió el partido "sumamente nerviosa", pero que confiaba en los suyos.
"Sabíamos que River Plate iba a ganar", afirmó en plena celebración mientras un grupo de aficionados, uno de ellos con un perro en brazos, saltaba alrededor de ella.
Eduardo Gómez, el aficionado que aventuró que el ciclo actual nunca acabará, celebró con toda su familia en el mismo lugar y lanzó un deseo para el futuro: "después que venga Messi a River, porque él es hincha de River".