Portugal y Holanda se enfrentan este domingo en la primera final de la Liga de las Naciones con un objetivo que va más allá de conseguir el trofeo: dirimir si se produce la consolidación de las "quinas" en la élite del fútbol o si, por el contrario, resurge el conjunto oranje.
El choque, arbitrado por el español Alberto Undiano Mallenco, será el decimocuarto encuentro que disputen ambos combinados. En las trece anteriores ocasiones los portugueses han vencido siete partidos, en tanto que cuatro acabaron en empate y dos en triunfo para Holanda.
No obstante, en el registro de juegos decisivos, los de Fernando Santos cuentan con mejores datos, pues vencieron en fases finales de la Eurocopa 2004 (2-1), en el Mundial de 2006 (1-0) y en la Eurocopa de 2012 (2-1).
Por eso la sensación es de optimismo en Portugal, país que acogerá la final, que se disputará en el Estado do Dragão, en Oporto, y que presume de sumar muchos "buenos recuerdos" del conjunto orange.
Y ello pese a que en marzo de 2018, cuando preparaban su participación en el Mundial de Rusia, los portugueses fueron derrotados por 3-0 frente a Holanda gracias a goles de Depay, Babel y Van Dijk, que estarán este domingo en la final.
Parte de la atención recaerá en ellos, pero también en Cristiano Ronaldo, que no quiere volver a ser descabalgado como responsable de un trofeo.
El astro del Juventus tiene motivos para el recelo. Durante la final de la Eurocopa de Francia, el gran logro internacional de las "quinas", tuvo que conformarse con ser el primero en levantar una copa que consiguió Éder en el minuto 109, con Ronaldo fuera del césped.
Ahora quiere reclamar su papel de conseguidor, que ya he exhibido para que su equipo superara la semifinal contra Suiza (3-1).
El delantero firmó un 'hat trick' brillante acompañado por refuerzos que serán clave este domingo, como el jovencísimo João Félix, el medio goleador Bruno Fernandes y el extremo Bernardo Silva.
Ronaldo, que desde el 20 de junio del año pasado no anotaba con Portugal, se gustó y gustó a la afición lusa, que quiere ser la primera que gane la Liga de las Naciones.
Enfrente, sin embargo, tienen a un rival que se prepara para resurgir y volver a ser tenido en cuenta entre la élite del fútbol internacional.
Holanda llega al partido de este domingo tras ganar a Inglaterra por 3-1 en una semifinal en la que sobresalieron Donny Van de Beek y Quincy Promes.
Tras no haber conseguido clasificarse para el Mundial de Rusia 2018 y para la Eurocopa de Francia 2016, los oranje afrontan la final de Oporto con una brillante camada, asentada ya en la competición del alto nivel.
Los de Ronald Koeman han demostrado que pueden soportar la presión -que sin duda se materializará al jugar los lusos en casa- y dar la vuelta al encuentro pese a tener un inicio adverso. Claro aviso para las "quinas", que no podrán relajarse hasta que el árbitro marque el pitido final.