Este 8 de agosto de 2019 se cumplen diez años del prematuro adiós de Dani Jarque, eterno capitán del Espanyol, que falleció de un ataque al corazón en la localidad italiana de Coverciano durante la concentración de pretemporada con su equipo.
La noticia dejó helada al mundo del fútbol. Jarque murió a los 26 años mientras hablaba por teléfono con su novia en el hotel de concentración. Una noticia fatal. Demoledora para el espanyolismo. Algo que nunca debió suceder ni ser contado.
Desde su fallecimiento, su figura y su dorsal, el 21, se han convertido en símbolos y leyendas para el Espanyol. La entidad sólo permite que su dorsal sea exhibido por un canterano: actualmente está en la espalda de Marc Roca.
Los homenajes se sucedieron desde su adiós. Además de los respetos presentados por infinidad de clubes, cada año miles de personas acuden a la puerta 21, rebautizada en 2012 como el acceso Dani Jarque. La Ciudad Deportiva también lleva su nombre.
Hay dos gestos grabados en la retina del planeta fútbol. El entonces jugador barcelonista Andrés Iniesta, gran amigo suyo, celebró el gol que daba el Mundial a España de 2010 en Sudáfrica, quitándose la camiseta y mostrando este texto: "Dani Jarque, siempre con nosotros".
Pero sin duda, lo que mantiene más viva la llama de su memoria es la ovación que le dedica la afición periquita en cada minuto 21. Tanto en el RCDE Stadium como en campos rivales. Incluso son muchos los seguidores de otros conjuntos los que se suman al aplauso.
El central era cercano, amable y muy comprometido con los colores blanquiazules. Era el primer curso del canterano como capitán y lució con orgullo el brazalete en la inauguración del RCDE Stadium contra el Liverpool, el 2 de agosto. Seis días antes de su adiós.
Hablar de las cifras de Dani Jarque, 210 partidos oficiales e impecables con el Espanyol, con la Copa de 2006 y la Eurocopa sub-19 de 2002 en su palmarés, no hace justicia a lo que representa su figura desde hace diez años. El capitán es eterno y el españolismo no le olvida.