Pudo ser una tragedia pero se quedará en una anécdota. Esta es la historia de Delfina Iaconis en su primer día visitando el Estadio UNO en Argentina. La pequeña, amante de Estudiantes de la Plata, visitaba por primera vez el templo de su equipo. Y pese a que ella no se enteró, lio una grandísima.
Al llegar junto a su padre, no pudo aguantar la emoción. Delfina se puso a llorar y tras un tropezón, su padre la perdió. "Miré para un lado. Para el otro. No estaba. Me desesperé. La busqué y no la encontré. Entonces los miembros de seguridad me dijeron que me tranquilizara, que no iba a salir del estadio", comentaba su padre.
En ese momento, la megafonía del estadio comenzó a pedir ayuda. "Por favor Delfina Iaconis se dirija a los molinetes de la puerta de ingreso que la está esperando su papá". Una vez. Dos veces. Tres veces. Así hasta seis fueron las veces que se escuchó en la megafonía.
Incluso los propios jugadores, preguntados tras el partido, escucharon el anuncio. "A veces así es complicado concentrarse", decía uno de los integrantes de Estudiantes de la Plata.
Al principio, la gente ni se preocupó. Poco a poco, vieron que la cosa iba en serio y empezaron a buscar a la pequeña por sus respectivas tribunas. El tiempo pasaba y la pequeña seguía sin aparecer.
"Delfina Iacondi está ya con su papá", se escuchó dé repente en la megafonía del estadio, provocando el grito de las 32.000 personas presentes, que cantaron más esto que un gol de su propio equipo.
La pequeña, junto a un amigo de su padre, se encontraban en mitad de los barra bravas de Estudiantes de la Plata. "Con los gritos no podían escuchar la megafonía", nos contó el padre que no olvidará nunca el primer día de su pequeña en el estadio.