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Antonín Panenka: "Es una pena que solo me recuerden por ese penalti"

VÍDEO: Antonín Panenka habla en ElDesmarque sobre su famoso penalti y cómo le cambió la vida.
Alberto Fuentes / Antonio Morilla

No todos los días aparece por el humilde estadio Santa Fe de Los Boliches, Fuengirola, un tipo llamado Antonín Panenka (Praga, 2 de diciembre de 1948), acompañado de su aura de leyenda del fútbol y pionero de los once metros. Al creador del lanzamiento de penalti más icónico de la historia le han preguntado tantas veces por su arrojo en la final de la Eurocopa de 1976, engañando al genial portero alemán Sepp Maier, que si cobrase por ello "sería millonario". Lo dice, probablemente, sin exagerar.

El autor del gol que dio la Eurocopa a Checoslovaquia visitó el municipio malagueño de Fuengirola para protagonizar un amistoso de veteranos de Eslovaquia contra la Asociación de Veteranos de Fuengirola, con el lateral exmalaguista Jesús Gámez en sus filas y el entrenador Antonio Tapia en el banquillo. 

Antes de calcar su mítico penalti en el descanso para decidir la tanda y ganarse la ovación de los presentes, Antonín Panenka se expresó frente al micrófono de ElDesmarque [vídeo superior]. "Cada uno tiene su estilo, lo importante es marcarlo", respondía, antes de llegar a una interesante reflexión: "Me gusta mucho que se me reconozca por ese penalti, es una alegría y un orgullo, pero tengo opiniones encontradas, porque por otra parte es una pena que solo se me recuerde por ese penalti y no por lo que hice en mi carrera".

Se refiere a su notable carrera como internacional con la extinta Checoslovaquia, donde levantó la Eurocopa en 1976 y celebró un tercer puesto en 1980. Además, participó en el Mundial de España 1982, donde fue el autor de los dos únicos goles de su selección en el torneo. Curiosamente, fueron de penalti, pero sin usar su archiconocida técnica. Uno lo cruzó al palo contra Kuwait y con un disparo fuerte a la derecha marcó a la Francia de Michel Platini.

A nivel de clubes, se forjó en el equipo que ahora preside, el Bohemians 1905 de la liga checa, pero hizo historia en el Rapid de Viena, donde ganó dos veces la Bundesliga de Austria y tres Copas consecutivas. En la temporada 1984/85, además, quedó subcampeón de la Recopa. Era centrocampista, pero con un don para el gol: 75 tantos en 150 partidos con el club vienés y 17 con la selección certifican que Antonín era mucho más que un especialista desde el punto de penalti.

Dos años practicándolo

"En general no llegué a tirar el mismo penalti de siempre", apunta. Su técnica de lanzarlo con un sutil toque picando el balón por encima del portero cuenta que la tenía preparada "desde hacía dos años". Cuando le llegó el momento, en el último de la tanda contra Alemania en 1976, no lo dudó. Por supuesto que estaba pensado, no era improvisación: "Tiré 30 veces ese penalti y solo fallé una vez. Pero aquel penalti fue crucial para mí".

No quiso mojarse demasiado con la imitación de otros. Ni Zidane, ni Pirlo, ni Sergio Ramos ni cualquier otro de los cientos de futbolistas que, desde que él marcara el camino, se atrevieran con su arriesgado método. "A cada futbolista que veo que lo tira así, me gusta. Lo importante es que lo meta. Una vez vi hasta a un jugador de la segunda división argentina lanzarlo mejor que yo".

Sigue el fútbol español con interés, especialmente le atraen Real Madrid y Barça. aunque sin decantarse. "Me gustan muchísimo, aunque no tengo un favorito. Tienen diferentes estilos de juego. En general, el fútbol español está a otro nivel. Altísimo".

Antonín Panenka, minutos antes de reeditar su penalti en Fuengirola. (Foto: A. Fuentes)

Panenka lo volvió a hacer 48 años después

El momento icónico llegó en el descanso del partido, que terminaría 2-4 con victoria para los eslovacos. Entre las dos partes hubo una tanda de penaltis entre los veteranos del Fuengirola y de Eslovaquia, con la participación de los tres campeones de Europa con Checoslovaquia en el '76:  el propio Antonín, centrocampista goleador, y los defensas Karol Dobias y Ladislav Jurkemik. Con 3-3 en el marcador, lo mejor quedó para el final.

Con el '7' a su espalda y 75 años, Antonín volvió a tener su momento, como cuando estaba a once metros de la gloria en aquella Eurocopa. Con tranquilidad cogió el balón Adidas Telstar, mismo modelo que se utilizó en 1976 -y que el propio portero al que debía superar, Julio Osuna, se encargó de comprar por eBay para replicar hasta el más mínimo detalle- y las miradas se centraron en su penalti. ¿Lo tirará como todos esperan?

Osuna lo interrumpió para hacerse una foto con él antes de vencerse a su izquierda. Panenka, todavía con bigote, atavadiado con una camiseta roja estilo retro de Checoslovaquia y con la clase intacta en su pie derecho, se la picó y entró con nieve por el centro de la portería. Era el 4-3 que daba la victoria simbólica a sus compatriotas. El gol de Panenka, cómo no, fue a su manera.

Sonrió, levantó los brazos, felicitó al guardameta, siguió fotografiándose con las decenas de personas que le mostraron su admiración y se marchó al banquillo. Antonín acababa de dejar su huella en el mismo lugar donde Juanito vivió sus últimos partidos como profesional 1991, en el CD Los Boliches. Los dos son leyenda, uno en vida y otro en la eternidad.

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