El día más inverosímil de Ocampos en el Sevilla: Goleador y portero
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Fue frente al Éibar en su primera temporada con el Sevilla
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Las gradas estaban sin sevillistas por el Covid
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Oficial: El Sevilla vende a Ocampos a Rayados
Lucas Ocampos ha vivido días de gloria en el Sevilla, sin duda, pero más allá de los que saben a plata cómo en Colonia y Budapest hay uno que, además, roza lo inverosímil. No significó ganar ningún título, fue una jornada ordinaria de LaLiga frente al Éibar en un Sánchez Pizjuán sin sevillistas por la pandemia en la que el argentino se vistió de goleador y portero para ganar al cuadro vasco. Una actuación que en otros tiempos pretéritos generaría hasta una leyenda. Un primer esbozo de lo que sería el carácter y el carisma de este sudamericano con ADN nervionense.
Era la primera temporada de Lucas como sevillista. Aquel equipo ya estaba predestinado a ser campeón de su sexta Europa League con Julen Lopetegui como entrenador. Ocampos era uno de los puntales de un cuadro que aún contaba con leyendas como Banega, Bono, Diego Carlos, Fernando o Jesús Navas en pleno apogeo.
Jornada 34 de LaLiga 2019-20. Sevilla-Éibar.
Primero, el argentino marcó el gol que a la postre le dio el triunfo al Sevilla FC. Un gran pase de Navas lo aprovechó el extremo en el segundo palo para anotar el tanto de la victoria. Sin embargo, su gran actuación no cesó ahí.
En el último minuto del partido, Tomas Vaclik cayó lesionado después de chocar y tuvo que ser sustituido. A Lopetegui no le quedaban más cambios disponibles, por lo que Ocampos decidió colocarse la camiseta de portero y jugar bajo palos los últimos minutos del encuentro. Ahí comenzó la leyenda de aquella mítica noche del argentino con el Sevilla.
Con todo el Éibar arriba, incluso un Dmitrovic que por entonces guardaba las redes norteñas, el cuadro armero puso la pelota en juego con un saque de banda. El balón fue a la olla. Después de una serie de rebotes, el cuero le cayó al propio Dmitrovic que chutó y Ocampos la sacó como pudo. La parada del novel portero del Sevilla se convirtió en otro rebote que permitió a varios jugadores del cuadro hispalense colocarse en la línea de gol para proteger a su compañero. Otro nuevo tiro del Éibar lo sacó Navas y ahí murió el partido con el pitido final del árbitro.
Tras ello, todos los futbolistas rojiblancos acudieron a felicitar como locos a su compañero conscientes de lo ocurrido.
Identidad sevillista
La mística, la fortuna y el buen hacer del argentino como portero ocasional aquella noche empezaron a generar una identificación con el club y su gente que ha provocado que Ocampos sea tan querido y reconocido por la afición. Un sevillismo que, por el Covid, estuvo privado de disfrutar de lo sucedido en su estadio con este purasangre.
Se marcha uno de los capitanes del Sevilla y un referente de las últimas temporadas. Aquel que no podía vivir en Ámsterdam porque necesitaba volver a la capital de Andalucía. El responsable de muchas sonrisas de alivio y de muchos microinfartos con su peculiar manera de lanzar los penaltis. Se va Lucas Ocampos pero siempre quedará aquel futbolista que un día lo hizo todo para que ganara su Sevilla, hasta vestirse de portero.
Por lo menos, el gran Lucas Ocampos no va a tener que vivir la tragedia del descenso a Segunda del Sevilla. Mucha suerte en el futuro. DIRECTIVA CABRONA DIMISION !!!!