Las árbitras profesionales rechazan que haya un clima de miedo en el CTA

Las árbitras y asistentes de Primera división femenina han emitido una carta abierta para expresar públicamente una visión muy opuesta a la que hace unos días dio la excolegiada Tania Fente Pena, en la apuntaba el miedo y desinformación que se sufre dentro del CTA.

En una entrevista a Relevo, la exárbitro gallega explicaba que tras una excedencia mientras estaba de baja médica, no se le ha permitido regresar a las categoría donde arbitraba. En ella cuenta el clima de "miedo" y "hostilidad" que vive el arbitraje.

Unas declaraciones que ahora han encontrado la reacción de las árbitras de Primera división femenina con una carta en la que rechazan que "exista un clima de miedo u hostilidad en el Comité Técnico de Árbitros (CTA) de la Federación Española de Fútbol (RFEF)" y aseguran que tienen "un ambiente propicio" para hablar y expresarse libremente con sus responsables.

La carta de las árbitras de la Primera división femenina

"Todas las árbitras y árbitras asistentes profesionales deseamos mostrar nuestra absoluta disconformidad con lo expresado por una ex compañera sobre nuestro colectivo en una reciente aparición pública. Es mentira que exista un clima de miedo u hostilidad en el Comité Técnico de Árbitros (CTA) de la RFEF", afirmaron en una carta abierta remitida a EFE.

En la misma indican que sus "propuestas son escuchadas y analizadas buscando siempre las mejoras colectivas e individuales" y que cuentan "con un trato profesional y personal exquisito", sintiéndose "protegidas en todo momento"

"Estamos informadas después de cada partido de cómo se valora cada una de nuestras actuaciones. A mitad de temporada, nos informan en qué posición estamos, cuáles son nuestras fortalezas y qué aspectos debemos mejorar. Los ascensos y descensos son comunicados con una llamada telefónica antes de que se haga público", añadieron.

También precisaron que las árbitras tienen "un nivel máximo de índice de grasa corporal diferente que el exigido para los hombres profesionales".

"En definitiva, nos sentimos libres e independientes para expresar y comunicarnos con nuestros responsables dentro de la exigencia que, el CTA y nosotras mismas, nos imponemos en el desarrollo de nuestra actividad profesional y no queremos que nadie manche y vierta mentiras sobre un colectivo que ya sufre demasiadas agresiones desde el exterior", concluyen.