El parón que vendrá después permitirá analizar con más detenimiento los motivos del bajón de juego y resultados que ha exterimentado el equipo desde la recta final de la pasada campaña. Lo que sí tienen claro todos los estamentos rojiblancos en este momento, a poco más de 24 horas del derbi, es que el triunfo es de vital importancia para iniciar la reacción.
Y es que la depresión que atraviesan los leones sobre el terreno de juego ha dejado de ser un problema puntual. Se aprecia una tendencia muy negativa desde el pasado 26 de abril, día en el que un tanto Llorente provocó la mayor explosión de alegría en el universo rojiblanco con el 3-1 al Sporting de Portugal que clasificaba a los de Bielsa para la final de la Europa League. El equipo bilbaíno, a partir de ese momento, no fue capaz de marcar un solo gol más el pasado curso. Sumó cinco derrotas, incluidas las dolorosas finales de Bucarest y el Calderón, y un empate.
El bajón se achacó entonces a los nervios, al enorme desgaste que provocó el calendario. Pero ni las sensaciones, ni el juego ni los resultados han mejorado con el inicio del nuevo curso. La inercia negativa se ha mantenido. Y los números hablan por sí solos. Desde el histórico triunfo sobre los lusos en la semifinal europea, los leones solo han sumado tres victorias, diez derrotas y cinco empates. El balance de goles también es sensiblemente negativo. 38 en contra y solo 23 a favor en los 18 compromisos oficiales. Bielsa y su plantilla tienen los cinco sentidos puestos en hacer saltar la chispa para recuperar las señas de identidad que les llevaron a completar un curso brillante hace apenas unos meses.