El Getafe se ensaña con las desgracias del Athletic
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Asís Martín III BilbaoEl Getafe se ha llevado los puntos con justicia de San Mamés en una tarde nefasta para el Athletic. Las derrotas se suceden, no sale nada y hasta Gurpegui se ha ido lesionado con un esguince. La dinámica es negativísima y habrá que empezar a pensar en opciones como dar la titularidad a Llorente. Hace falta algo, porque el equipo no arranca.
Como la cabeza al sombrero que cantaba 'El último de la fila', así necesitaba el Athletic la victoria este domingo. Justo lo que no ha logrado, sino todo lo contrario. Ni ha mostrado la mejora de Osasuna, Valencia o Lyon, y la fortuna le ha abandonado. A las bajas de Herrera y Galarreta se unía el contratiempo de Gurpe o el cansancio de Lyon. Y menos mal que Iraizoz ha hecho varios paradones... Porque es justo reconocer que hoy se ha visto a un gran Getafe en Bilbao, pero ante un Athletic muy menor. La semana llega con dos nuevas salidas, a Eibar y Granada, y ya no es hablar de finales, sino de supervivencia. Este equipo se deja el alma, pero necesita un electroshock.
Getafe CF: Moyá; Valera, Rafa, Abraham, Torres; Xavi Torres, J. Rodríguez; P. León (Alexis 81), Barrada, D. Castro (Lafita 70); Alvaro (Colunga 76). En el banquillo estaban: Codina; Alexis, Mané, Lacen, Gavilán, Colunga, Lafita.
La tensión por las dos últimas derrotas -no del todo justas- en Valencia y Lyon unida a la baja de Herrera generaban un cosquilleo especial en los aledaños de La Catedral. Había que ganar, sí o sí, para evitar que los desahucios, tan en boga, también se lleven la moral rojiblanca en su saco negro. Con ese objetivo a fuego los leones sumaban ya dos disparos con intención sacados por Moyá para el minuto cuatro. Muniain, más retrasado en el campo pero mejor de salud, marcaba la pauta en los primeros compases. Pero pasó lo peor que podía pasar. Por todo lo que había en juego este domingo no pareció comprensible que en la primera llegada getafense Juan Rodríguez rematara una falta completamente solo a la red. Para colmo de males, ya se sabe que van en tropel, en esa desgraciada jugada se lesionaba Gurpegui en el tobillo dando entrada a Mikel San Jose. Tantos palos dejaron a los bilbaínos tocados, lo que se dejó notar en la pérdida instantánea de control e impulso. La pelota empezó a quemar, cosa que agradecieron los visitantes para pasar unos minutos de calma. Les bastaba con que Pedro León metiera centros al área para que la grada temblara.
Aduriz volando sin motor tuvo el empate en un córner de Ibai en el 27'. No tiene suerte el equipo de Bielsa, pero al menos estar cerca siempre anima. Era necesario ese refuerzo positivo porque el marroquí Barrada se había hecho el dueño del cotarro. La insistencia del Athletic le permitió embotellar a base de córners a los azulones, pero sin llegar a ser peligro real. De hecho Susaeta tenía que salvar con la tripa el 0-2 bajo palos en un cabezazo de Rafa. O Iraizoz en el 45' en un paradón a Barrada y otro seguido a Juan Rodríguez. Era un pim-pam-pum cada balón parado de los madrileños y el peaje de la desconfianza íba también cogiéndo sitio en las tribunas. Parece mentira, pero el descanso fue el mejor burladero para los nuestros que jugando en casa veían venir cornadas sin cesar. Un drama se mascaba si no se hacía un gol balsámico.
En la reanudación ni entraban cambios ni se alteraba el formato. P. León centraba, sus compañeros remataban todas y Gorka salvaba los muebles. En el 51' otra vez Barrada lanzaba cerca del poste. Había tanta necesidad de positivismo que hasta un robo de Amorebieta provocó un volcán en la grada que gritaba 'Athletic, Athletic'. A algo había que aferrarse. Era poco. Un gol de chilena de Alvaro Vázquez en un saque de banda pésimamente defendido traía el hundimiento a La catedral del fútbol. Eso y la salida de Llorente que por fin íba a jugar, a la desesperada claro, junto a Aduriz.
En el 68' el riojano remataba al larguero, dejando claro que es hora de dejarse de zarandajas y contar decididamente con él. La temporada se está yendo por el desagüe. Luego ya llegaba la impotencia. En el 77' se reclamaba penalti por mano que no fue en el área madrileña, y el árbitro se comía uno que sí era sobre Llorente. A todo esto Moyá se ganaba el sueldo con dos buenas paradas en el tramo final ante las torres rojiblancas. La primera tarde del balón amarillo estaba de que no. Y menos mal que el árbitro no quiso cargarse a Amorebieta que parece que tenía ganas de incrementar su récord de expulsiones en la entidad de Ibaigane. No hubo más que para el gol del honor de San José en el 94', que no evitaba la tercera derrota consecutiva. Y la semana no da tregua. El jueves hay que jugar en Ipurua copa ante la SD Eibar y el domingo, de nuevo sin Ander Herrera en su último partido de sanción, viajar a Granada. Hay que cambiar algo, pero ya. La dependencia del ex jugador del Zaragoza cobra una importancia inusitada. Mal síntoma.