Una pena ese sabor amargo ahora que llega la hora de hacer balance, de poner notas, algo complicado en un año totalmente atípico para lo bueno y para lo malo. De gloria y de drama, de alegría y tristeza, de subidones y bajonazos, de reivindicación del espíritu Athletic en balcones y viajes masivos, o de desafecciones a la causa dolorosísimas como las de Llorente y Javi Martínez.
De momento nos quedaremos con las imágenes del último partido del año en la vieja catedral. Un San Mamés que todos confiamos reciba una despedida bastante más digna en Liga que en los torneos de UEFA y Copa. Así sea.