De las 44 penas máximas que le han tirado en su etapa como guardameta rojiblanco, cuarenta han ido para dentro. Solo ha conseguido despejar dos, las otras dos las repelió la madera.
"A veces aciertas y otras, no. Pero lo cierto es que llevo bastante tiempo sin acertar. Ya no pido eso, con que me pegue en la pierna y salga rebotado me vale, no pido más", lamentaba el pasado curso el navarro, consciente de que la estadísitica era tan abultada que ya no se podía achacar a la casualidad. Poco después detuvo su primer penalti en la Liga. Y lo hizo ante uno de los mejores lanzadores del mundo. Se lo paró a Cristiano Ronaldo. El otro lo había detenido en Copa, en la 2008-09, a Portillo ante Osasuna. En ese mismo camino hacia la final de Mestalla se libró de encajar otro cuando Kanouté mandó al palo el tiro desde el punto fatídico en la ida de semifinales. Antes, en la 2007-08, el granota Rigano ya había estrellado su lanzamiento contra la madera en un partido de Liga que se resolvió con victoria rojiblanca en el Ciutat de Valencia.
Esta temporada ya le han tirado siete, y todos han sido trasformados en gol. El último lo convirtió Piti en la derrota ante el Rayo Vallecano en San Mamés (1-2).