La colocación de estos ha dado origen a un pequeño roce entre el técnico rosarino y sus ayudantes. Bielsa ha reciminado a gritos a Claudio Vivas, segundo entrenador, y Diego Reyes, asistente, que los muñecos no estaban colocados exactamente como él quería durante la última sesión preparatoria antes de viajar a La Rosaleda.
Vivas respondía las airadas palabras de su superior con una contraargumentación, mientras Reyes aguantaba el chaparrón. La cosa quedaba ahí, en una mera falta de entendimiento en un ejercicio concreto. El de Rosario, acto seguido, se reunía en privado con sus ayudantes para explicarles bien cuál había sido el problema. Caso resuelto.