Recaló en Lezama de "casualidad". Según explica en Deia, "mi padre y mi familia paterna son de Bilbao, un tío mío conocía a un directivo del Athletic, le habló del parentesco vasco que tenía y así se produjo el fichaje".
Llegó, pero no pudo mantenerse. "El tercer año cambió el entrenador del primer equipo y la dirección de Lezama, y las personas que decidían no apostaron por mí. El fútbol no es fácil y la vida uno se la busca en cualquier sitio. No he sido conformista. No le pongo 'peros' a mi carrera, siempre he intentado mejorar y mi ambición ha sido llegar a Primera. Lo he logrado, me hubiese gustado estar más años, pero no me arrepiento de nada". También le hubiera encantado estar "más tiempo" en el Athletic, porque "sinceramente, creo que podría haber dado el do de pecho". Pero no pudo ser.
Ahora, en la recta final de su carrera, se vuelve a cruzar con los leones en una delicada situación tanto de su equipo como de los de Bielsa. Aunque no cree que estén en la misma guerra. "Se esperaba mucho más del Athletic por lo que hizo el año pasado, cuando disfrutamos de un equipo espectacular, majestuoso, con eliminatorias de Europa League inolvidables. Quizá está más abajo de lo que todos esperábamos, pero creo que el Athletic no va a ser rival en la lucha por el descenso", sostiene.