de Marcelo Bielsa para el puesto de volante defensivo.
El pivote de Abadiño dio el salto al primer equipo de la mano de Caparrós, pero sus apariciones con el utrerano fueron puntuales. Prefería apostar por la fiabilidad de centrocampistas más veteranos. Pero su capacidad recuperadora y su buen criterio a la hora de dar salida a la pelota enseguida le proporcionaron una oportunidad con la llegada de Bielsa, que vio en el vizcaíno la pieza perfecta para completar la maquinaria que elaboraría el fútbol preciosista que enamoró en toda Europa.
El centro del campo formado por Iturraspe, Herrera y De Marcos era intocable para el de Rosario. Pero a lo largo de la campaña que está a punto de terminar, solo dos componentes de este trío han mantenido han mantenido su condición de indiscutibles. Con el de Abadiño disponible, Bielsa ha optado en más de una ocasión por San José o Gurpegi en su puesto. Su prematuro cambio ante el Betis en San Mamés, a los 23 de minutos de juego, también le cuestionó en cierta medida.
Su titularidad en La Romareda, tras haber sido reservado ante el Mallorca, apunta hacia una nueva escalada en la lista de preferencias del míster. No hay duda de que encaja en el perfil que le gusta a Bielsa, lo único que este le pide más. Pero si ha llegado a sumar 99 partidos de Liga -28 de ellos en el presente curso-, 27 de Europa League, doce de Copa y uno de Supercopa es, en buena medida, gracias a la confianza que el argentino ha demostrado tener en el vizcaíno.