El Athletic cobra ventaja, San Mamés deberá pesar más que San Paolo

Nada menos que dieciséis años después el Athletic Club volvía a disfrutar de llevar el patche de la Champions en la manga y de escuchar el himno de la máxima competición europea. De entrada se pagó la novatada con nervios, fue media hora que dio paso al gol de Iker Muniain y a grandes ocasiones de los leones. Pero la entrada de Mertens en la segunda parte trajo el empate de Higuain y el sufrimiento vasco, encumbrando a Iraizoz. Aún así el (1-1) es un gran resultado para los bilbaínos. San Mamés deberá emitir su sentencia el próximo miércoles. Todo queda abierto, como lo fue esta Ida.
Pero las cosas sí han cambiado, el 0-0 ahora vale para pasar, por ejemplo. Como dato añadido decir que se superó las dos únicas eliminatorias europeas en las que empezó con un 1-1 fuera de Bilbao, mientras que el Napoli nunca ha superado una eliminatoria europea tras empatar el partido de ida en casa.
Con un once cantado con las inclusiones de Beñat y De Marcos y con la vocación de ir sin recato a por todas partían los de Ernesto Valverde en el temido terreno italiano en una primera parte que para los nuestros fue de muy poco a muchísimo más. La verdad es que el ambientazo era tremendo con un mar de cartulinas azules que recordaban a los gloriosos tiempos napolitanos de Maradona y Careca. Respaldados por su afición los locales mostraron pronto su profundidad con un cabezazo de Hamsik y un remate cruzado del propio punki esloveno mientras que a los bilbaínos les costaba demasiado retener la pelota, que era inicialmente la táctica prevista.
Las caras de tensión en el tunel de vestuarios eran un libro abierto. Los nervios del debut en CL pasaban factura, el balón quemaba y las contras se sucedían, como la del minuto 6 tras un grave doble error de Iturraspe que afortunadamente Lorenzo Insigne no supo engatillar ante Gorka. Un bajón en toda regla que se empezó a recomponer a partir del minuto 10 cuando los envios en largo rojiblancos generaron ya un mínimo de dudas a un Napoli hasta entonces muy superior.
Aduriz , Rico y Balenziaga probaron fortuna con remates lejanos y la banda derecha con Susaeta de estilete, (te recordamos Hoss), empezó a dar guerra. Pero las mejores ocasiones eran aún para los de Benítez como por ejemplo un balón parado que Britos no pescó de milagro tras un fallo de marcaje.
Se echaba de menos mayor presencia de un Iker Muniain empecinado en marrar acciones, más poso de Iturraspe en la brújula, serenidad en Rico, progresión de De Marcos en su carril y cierta chispa en general de los leones para llegar antes y llevarse las disputas. La famosa presión adelantada estaba más ausente que el acting en el rostro de Sylvester Stallone.
Aún así el Athletic es sin duda un buen equipo, porque sin estar fino de forma, encogido y muy lejos de su mejor versión fue casi capaz de resolver la eliminatoria en el útimo cuarto de hora de la primera mitad. Se vino arriba pero de verdad. Hizo una diana y dos ocasiones muy claras. Primero en el 27' con un tremendo cabezazo de Laporte al saque de un córner que Valverde hasta cantó como gol. No lo fue por muy poquito y las sensaciones ya eran mejores, lo que hizo al público azzurri esbozar pitidos incrementados por un remate de Aduriz que hizo volar a Rafael en el 32' para atajar su golpeo. Eran los mejores momentos vascos pasada la gazuza del arranque. Y como dice la canción lo mejor estaba por venir...
Tuvo que ser en la primera arrancada de Oscar De Marcos en todo el partido cuando el alavés fue capaz de servir en el 41' en bandeja el 0-1 a un Iker Muniain que estuvo letal en su ajustada definición por raso. Una gran jugada, bien trazada y mejor resuelta para romper ya todas las ataduras. Hasta que lo fabricaran dos de los menos entonados fue un notición positivo.
Resulta tópico decirlo pero es que ese tanto hizo vislumbrar a un Athletic muy mejorado en el inicio del segundo periodo ante un rival arrodillado. Susaeta casi aprovecha una peinada de Aduriz, que poco después no estuvo hábil solo ante Rafael en un rechace, poniéndose ya la grada del Vesubio con los Dodotis de gala después de que Callejón cometiera un par de pifias. Muniain, que va a ser aita, era como si se hubiera tomado dos redbules porque literalmente volaba por la banda izquierda sorteando rivales y... ¡hasta robaba balones en defensa!
Ver el careto de Insigne en su banquillo tras ser cambiado o la agresión de Higuain a Laporte era un fiel reflejo de lo mal que lo estaban pasando los napolitanos siendo silbados por su hinchada mientras a los de Valverde les faltaba tan solo darle la puntilla. Por eso Rafa Benítez introdujo al talentoso Dries Mertens que enseguida se puso a dar pases con veneno, a encarar y a chutar. Fue una pésima noticia que acabó trayendo el empate en una jugada individual del Pipita, un experto en meterlo goles a los rojiblancos, que anuló la ventaja vasca e hizo resurgir a la grada. Menos mal que Callejón perdonó instantes después ante Iraizoz, porque llegó el temido tembleque y los partenopeos encerraron a los nuestros.
El Txingurri viendo venir la lava del volcan optó por quitar a Beñat y reforzar el trabajo en la sala de máquinas con Mikel San José. Un cambio rotundo en cuanto a intenciones y que viene a demostrar que al de Igorre le falta mucho aún para coger la posición de Ander Herrera. Más arriba Ibai tomaba la plaza de un gris Susaeta a la espera de poder cazar un buen tiro. Algo que tuvo Michu pero que incomprensiblemente desperdició al entrarle el cagazo en vez de rematar a placer. Vaya regalo.
Lo pasó mal el Athletic en la recta final, salvado de forma tremenda por parte de Gorka Iraizoz con un paradón tras la enésima diablura de Mertens, un pedazo de jugador espectacular. Pero el marcador no se movió y habrá que esperar al miércoles 27 en La Catedral para decidir quien entra en la Fase de Grupos de la Champions. Seguro que por afición y equipo no va a quedar. Se van a dejar la vida ante los transalpinos. Pero antes habrá que inaugurar la Liga este sábado en La Rosaleda ante el Málaga.