Resulta curioso esto del fútbol. A nadie se le escapa que la línea del Athletic Club en las últimas jornadas era claramente ascendente, amparada en un récord de imbatibilidad en la portería de Iraizoz, pero se le echacaba su poco acierto y luminosidad en ataque. Pues este viernes ante su bestia negra, el RCD Espanyol, que llevaba siete partidos consecutivos sin ser derrotado por los leones, se llevó tres goles, a uno por cada disparo que fue entre los tres palos de Kiko Casilla.
Liderados por un Aritz Aduriz sobresaliente en su retorno al equipo, los de Ernesto Valverde igualaron su mejor marca anotadora de la campaña, marcada por esos tres tantos que se llevaron de Bilbao tanto el Nápoles en la previa de Champions como el Levante, por entonces de Mendilibar, en Liga. Para el recuerdo además quedaron los golazos de Viguera y de Iturraspe.