El regreso a la competición continental, en este caso la segunda tras caer de la Champions League, ha tenido de todo para un Athletic Club que ha empatado (2-2) ante el Torino FC en el partido de ida de los dieciseisavos de final de la UEFA Europa League. Los dos goles de Maxi López remontaron en el Comunale el tanto inicial de Iñaki Williams, el primer jugador negro en marcar en la historia del Athletic, por cierto, antes de que Gurpegui, providencial, anotara el empate, y casi diera la victoria al pegar también un larguero en la recta final.
Visto el partido un resultado magnífico, que aunque pintaba mal, pudo ser mejor, y que deja la eliminatoria abierta pero en manos de los leones.
La vuelta tendrá lugar el próximo jueves, día 26, a partir de las 21:05 de la noche en San Mamés. Y ojo, que el Athletic siempre pasó de ronda en Europa cuando empató con goles a domicilio en el partido de ida.
Ernesto Valverde, hoy muy protagonista, ha pegado esta semana una ziaboga digna de Kaiku en La Concha. Primero con la convocatoria, dehjando fuera a Aduriz, luego al dar la portería a Iago Herrerín, la punta a Viguera, Muniain (por el medio) y Williams en un 4-3-3 con falso delantero. Y ya en plena 'orgía' revolucionaria del de Viandar para acabar el duelo cambiando a un sistema con tres centrales y dos carrileros. Mucho para el cuerpo en hora y media. Y cómo es el fútbol, con el tanto del de Andosilla todos los palos dados al mister se tornaron albanzas.
Menos sorprendente fue el inicio del choque, ya que es sabido que los locales juegan a su ritmo, replegaditos con tres centrales, a la espera de castigar los errores del rival. Por eso cometer una absurda cesión al portero, como la que hizo Etxeita nada más empezar, sonó poco inteligente.
Gol pero síntomas de flojera defensiva
Era obligado espabilar, y, merecido o no, se hizo de la mejor manera. Puñetazo en la mesa. Ya que se aprovechaba la velocidad de Iñaki Williams, quien en su debut europeo abría el marcador a los 8 minutos tras aprovechar una buena internada y posterior servicio con el exterior de Borja Viguera. Un balón de oxígeno que además obligaba a los locales a cambiar de libreto. Ya no servía de nada aguantar atrás.
Pero no se hizo una lectura de situación nada buena. Con el cambio de papeles el Athletic optó por bajar el turbo y ceder terreno a la espera de pegar otro latigazo. Y, una vez más, no se supo rentabilizar el rédito y 'jugar a otra cosa'. ¿Por qué? Porque faltaba contundencia en materia defensiva. Ya en el 19' Molinaro supo meter un balón para que Maxi López pusiera las tablas a placer sin ser ni mínimamente molestado por la defensa vasca. Cuando un gol nace de un saque de banda los entrenadores rugen...
El Athletic iba claramente de más a menos
Lo estaban pasando mal los leones, con lo que la atención a Viguera por una brecha casi vino hasta bien. Tras no saber aguantar la ventaja se había devuelto el mando a los italianos sin ser capaces de hacerles daño ni con contragolpes. Más bien eran su bandas las que profundizaban sin que nadie se atreviera al menos a rascar; todo eran facilidades, como en el remate del venezolano Josef Martínez que afortunadamente sacaron en la raya. Un alivio, pero ya no se pudo hacer nada con el segundo de Maxi López, que en otro despiporre defensivo -donde ni Aurtenetxe ni Laporte estuvieron finos-, marcaba un doloroso gol justo antes del descanso alumbrando una segunda parte molto longa. Defendiendo así, y sin tirar a portería, no presagiaba nada bueno, salvo que se tomaran medidas correctoras...
Valverde cambia el sistema y saca defensas
El segundo periodo no mostraba síntomas de mejora en absoluto, ya que Iago Herrerín tuvo que ser el primero en intervenir a disparos de , ahondando en el drama defensivo de la cita. Tanto es así que Valverde en sus dos primeros cambios metió a dos defensas, Gurpegui e Iraola, dando la puntilla a un Aurtenetxe que pasa más calvario cuando juega que cuando no va convocado.
Con el ingreso de los viejos rockeros hubo que reconstruir el equipo, y se hizo copiando la idea de Ventura, cambiando de sistema (¡aleluya!), pasando ahora a jugar con 3 centrales con Iraola y De Marcos por delante en las bandas. El Torino aceptó el guiño, entendiendo que el resultado le era favorable, y se dedicó a sestear mientras Iker Muniain crecía con cada minuto.
Gurpegui hizo el empate y tuvo la victoria
La entrada de Kike Sola por Williams trajo aparte de un alud de comentarios, una herradura de la suerte. Sólo así se explica que sin chutar, en una jugada de estrategia lograba Carlos Gurpegui peinarla a centro de Beñat para hacer un empate en el que ya casi nadie creía. Auténtico petróleo y un golazo. Que encima casi repite el navarro al enviar otro balón al larguero en el 82', también a pase de Beñat, cuando ya a los turineses les temblaban las canillas. La madera impidió que se hablara de un auténtico milagro, y casi que Bilbao se echara a la calle, porque habría sido digno de celebrar visto el poco fútbol que se hizo. E incluso Beñat tiró una falta que se fue por poco, pero ahí acabó todo, con risas de los 1300 athleticzales desplazados, no lo duden, porque los bilbaínos acabaron mejor. Menuda noche loca, si hasta Muniain, de capitán, acabó crecido y siendo muy eficaz, lejos de la banda, eso sí.
Y el domingo San Mamés acoge una nueva 'final' liguera, en este caso ante el Rayo Vallecano. Se han aguardado jugadores, fuerzas, esperemos que la imagen sea mejor a la de hoy y, sobre todo, que los tres puntos se queden en Bilbao. Falta hacen.
@asismartin