El único lunar, encima involuntario y desproporcionado, del choque de la Supercopa vino derivado de la expulsión de Kike Sola cuando apenas sumaba seis minutos sobre el terreno y juego y ya con el resultado sellado en los compases finales del envite: "Da rabia, tienen un rato para ayudar al equipo y..., pero no pasa nada", comentaba el 9 navarro en medio de la celebración del Athletic Club por las instituciones bilbaínas.
Sola, que se perderá el choque del domingo ante el propio Barça, lo mismo que Piqué, aunque éste permanecerá más tiempo a la sombra, lanzaba que la jornada de celebración resultaba "inolvidable, ha sido muy emocionante, hay que dar las gracias a todos los aficionados por estar siempre ahí, somos los mejores", añade Sola. No obstante, recuerda la cita europea de este jueves en eslovaquia ante el Zilina: "Deberemos digerir la resaca de esta fiesta y tener la mentalidad para ganar el partido. Es ahora lo importante". Una cita en la que el delantero de Cascante será de la partida como suplente de Aduriz.