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No se pierdan la Final del Mundial de Rugby
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No se pierdan la Final del Mundial de Rugby

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ElDesmarque

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Parece que fue ayer cuando vimos la ceremonia de inauguración de la Copa del Mundo de Rugby Inglaterra 2015 y su primer partido allá por el 18 de septiembre cuando ya tenemos a la vista la gran final a poco más de 36 horas. Qué rápido han pasado estas 6 semanas!!!

En la gran final se van a enfrentar dos de las selecciones que antes del inicio de la Copa del Mundo partían como favoritas para alzarse con el título: Nueva Zelanda y Australia o lo que es lo mismo los All Blacks y los  Wallabies.
Final esta por cierto inédita hasta la fecha. Nunca antes se habían enfrentado estas selecciones en una final de la Copa del Mundo, y la que salga vencedora será la primera en alzar por tres veces al Copa Webb Ellis.
Final muy igualada, de pronóstico incierto. Quizás de tener que decantarnos por una de ellas lo haríamos por los All Blacks, pero también hay que tener presente que en el último partido del Championship de este año 2015 con el título en juego, los Wallabies se impusieron en Sidney a los All Blacks por 27-19, siendo esta la tercera derrota de los All Blacks en los últimos cuatro años, en concreto desde que ganaron su Mundial en 2011.

All Blacks Power
Nueva Zelanda ha cumplido con todos los pronósticos. Es la vigente campeona y luchará por lograr lo que nadie ha logrado: repetir título de manera consecutiva y además ganar tres entorchados. Los All Blacks han hecho una Copa del Mundo impecable.
Apenas han sufrido en sus partidos, salvo en el inicial frente a los Pumas y sobre todo frente a los Springboks en la semifinal en la que pese a formar con un XV de gran experiencia se dejaron llevar el encuentro al terreno que más convenía a los Boks: partido físico, poco vistoso y muy táctico.
Los All Blacks cuentan con un XV inicial “de lujo” y amplitud de fondo de armario. La pareja de medios que forman Aaron Smith y Dan Carter (quien es hoy por hoy, el mejor medio apertura del mundo) es una máquina de crear juego para sus rocosos centros, Ma'a Nonu y Conrad Smith y que éstos surtan de balones a sus dos alas: uno, alto, fuerte, rápido, el autobús Julian Savea; el otro, rápido y muy habilidoso, Nehe Milner-Skudder.
Una tercera línea rocosa, trabajadora y a la vez elegante: Kaino, Read y el probablemente mejor 7 de la historia del rugby, su capitán, la leyenda Richie McCaw, el hombre record, quien dejará el rugby internacional tras la final: mejor jugador del mundo elegido por la World Rugby en 2006, 2009 y 2010, siendo el único en ganar el galardón en tres ocasiones y el que más veces ha estado en la lista de candidatos a ganarlo con 8 nominaciones; capitán de los All Blacks desde 2006, convirtiéndose en 2010 en el jugador que más veces ha ejercido la capitanía superando a Sean Fitzpatrick; en 2014 superó a otra leyenda del rugby, el irlandés O'Driscoll como el jugador que más veces ha sido capitán de su selección; 10 títulos del Tres Naciones y Championship; récord mundial de partidos internacionales (alcanzará los 148 el sábado), de capitanías (111 igualmente el sábado), de capitanías en una Copa del Mundo (13 el sábado) y cuatro títulos del Súper Rugby con Crusaders.
Si los All Blacks logran la victoria, McCaw volverá a levantar la Copa Webb Ellis y será el único capitán de la historia que lo habrá hecho en dos ocasiones. Una muesca más para su legendario palmarés.

La resiliencia de Australia
Por su parte Australia ha tenido una trayectoria mucho más sufrida por esta Copa del Mundo: partidos contra rivales muy duros en la primera fase (Gales, Inglaterra, Fidji), unos cuartos de final contra Escocia en la que el XV del Cardo se las puso muy tiesas hasta el pitido final (35-34) y una semifinal conta los Pumas en la que tuvieron que sacar a relucir su mejor versión y hacer un partido en defensa rozando la perfección.
Así que físicamente llegan más castigados a esta final. A ello añadir que tanto contra Escocia en cuartos como contra Argentina en semifinales, la melé australiana ha sido superada por su oponente en las melés estáticas, cometiendo demasiados golpes por hundimiento, lo que frente a los All Blacks puede resultar una debilidad determinante para el resultado final.
Al igual que los All Blacks, cuentan con una pareja de medios, Genia y Foley, de altísimo nivel. El primero imprime mucho ritmo al juego y el segundo despliega un juego muy ortodoxo, pero efectivo y no exento de imaginación. Los dos centros son dispares en su juego: Giteau, “el europeo” (juega en el Top-14 francés, en el RC Toulonnais) al igual que Foley, más tradicional, ortodoxo y cerebral mientras que Kuridrani es más rápido, potente, habilidoso e imaginativo, un jugón, al igual que lo es su zaguero Folau (uno de lo mejores del mundo en su puesto).
La tercera línea cuenta con los mejores “pescadores” del mundo en los rucks, con permiso de McCaw: los jóvenes Hooper (24) y Pollock (27); y un segunda línea reconvertido en número 6 como Fardy, más lento, pero que aprovecha muy bien el trabajo de los otros dos. En las alas dos jugadores muy poderosos físicamente y buenos finalizadores: el veterano Ashley Cooper y Mitchell.
Los duelos de terceras en los rucks prometen ser un auténtico espectáculo: Hooper, Pollock y Fardy (quizás la mejor tercera línea de esta Copa del  Mundo) frente a los experimentados Kaino, Read y McCaw. La tercera línea que salga vencedora de estos duelos inclinará sin duda el partido hacia su bando y resultará determinante para que su seleccionado logre la victoria.
Hay otros duelos que serán sin duda muy interesantes (Genia-Foley vs Smith-Carter; Nonu-Smith vs Giteau-Kuridrani), pero quizás no resulten tan trascendentes para la resolución final del partido, todo ello partiendo del hecho que no se puede obviar de que en cuaqluier caso en rugby el equipo se impone sobre las individualidades.    
Defensa en campo contrario, contragolpes y velocidad en el juego de los Wallabies frente a la maquinaria perfectamente engrasada de rugby total que conforman los All Blacks, que más se puede pedir para una final de la Copa del Mundo. No se la pierdan. Este sábado 31 de octubre a las 17:00. Nuestra recomendación: conecten el partido unos minutos antes o se perderán disfrutar del espectáculo que es de por sí la “Haka” neozelandesa y ver cual será la respetuosa postura que adoptan los Wallabies durante su ejecución.

Este viernes a las 21:00 se juega el partido por el tercer puesto entre Sudáfrica y Argentina.
Argentina llega muy castigada mermada a este partido sin su capitán y alma mater Creevy, sin el mago Hernández y sin el ala revelación Imhoff, pero ello no obstante los Pumas se toman este partido como una gran oportunidad. Alcanzar el tercer puesto, reeditando el logrado en Francia 2007, sería un gran éxito, y un trampolín para mayores empresas en un futuro no muy lejano.
Así su capitán ha declarado: “para mí significa mucho ese encuentro, prefiero acabar tercero que cuarto y estar en el podio. Ese es el objetivo principal. Tenemos que hacer un duelo rápido y empezar de nuevo. Este equipo sigue teniendo ambición, no se va a conformar con poco y reaccionará. El viernes vamos a hacer el mejor partido del Mundial".
Para los Springboks, dos veces campeones, este partido es el que no querían jugar. De hecho para su seleccionador, Heineke Meyer, es un partido que no interesa. El técnico tras perder la semifinal con los All Blacks declaró que “mentalmente es muy duro. No significa nada para mí. Es como besar a tu hermana".
Sin embargo la lectura para quien será el capitán Bok en este partido, el veterano segunda línea Victor Matfield de 38 años, es muy diferente: “Probablemente será mi último partido con Sudáfrica. Quiero ganar ese último partido con los Springboks. Para uno o dos compañeros será su último partido también y queremos que sea especial. Queremos que la gente tenga miedo de nuevo a la camiseta de los Springboks".
Los Springboks perdieron en casa durante el Championship por primera vez contra los Pumas, y ello sumado a la brillante trayectoria de Argentina en esta Copa del Mundo nos hace pensar en un partido muy igualado en el que se enfretarán dos estilos de rugby muy diferente: uno muy físico, táctico y con mucho juego al pie, intentando forzar los golpes del adversario para conseguir puntos por medio de su gran pateador Pollard, el de los Springboks, frente a otro mucho más imaginativo, veloz y vistoso, en búsqueda siempre de la línea de ensayo rival, el de los Pumas, liderado por un genial jugador como es Nico Sánchez, que a su vez es un gran pateador.
A ello añadir que ambas selecciones llegan con un estado de ánimo muy dispar para afrontar este encuentro. Mientras que los Pumas están muy motivados para alcanzar el tercer puesto, parece que por el contrario los Springboks no andan demasiado sobrados de motivación.  
En definitiva, un gran apertivo previo a la gran final.
  Así fueron las semifinales
El partido que enfrentó a los All Blacks contra los Springboks no se ajustó demasiado a lo previsto por la cátedra de víspera. Cuando se vaticinaba la victoria neozelandesa por una diferencia superior a los 10 o incluso a los 20 puntos, los Boks fueron capaces de llevar el encuentro a su terreno y tuvieron siempre cerca la posibilidad de victoria, llegando al descanso por delante en el marcador (7-12), para perder por un ajustadísimo (20-18).
Eso sí, sin lograr ningún ensayo, por las dos marcas que obtuvieron los All Blacks (Kaino y Barret). El partido se coció en la delantera, donde el imponente físico de los Springboks hizo sufrir mucho a los All Blacks quienes nunca estuvieron cómodos, viendo como su rival estaba haciendo el partido que más le convenía sin ser capaces de cambiar el transcurso del mismo.
Un ensayo de Barret, transformado por Carter puso un 17-12 en el marcador. Seguidamente, sendos golpes transformados por Pollard y Carter, llevaron el partido a un 20-15. Los Boks a distancia de un ensayo, pero viendo el juego de éstos era poco probable que lograran una marca, así que siguieron a lo suyo, otro golpe transfrormado esta vez por Lambie, que había entrado por Pollard, puso el partido en un reñidísimo, 18-20, a falta de doce minutos. Había partido, pero la experiencia de los All Blacks salió a relucir y lograron meter a los Boks en su campo de donde no pudieron salir durante los últimos 10 minutos, tanto por la buena defensa neozelandesa como por su propia incapacidad a la hora de crear juego de ataque.  
La otra semifinal sí que se ciñó más a lo que se esperaba de ella. Juego alegre, vistoso, rápido, arriesgado, divertido para el espectador, y si hubiera que ponerle algún “pero” sería a la salida nerviosa de los Pumas que regalaron dos ensayos en los primeros 10 minutos de partido (14-0 de salida) y que éstos fueron incapaces de sobrepasar la línea de ensayo Wallabie pese a que eran uno de los equipos que más marcas habia logrado durante el campeonato, si bien ello fue más mérito de la defensa australiana que demérito argentino.
El partido se torció para los Pumas en el minuto dos del partido cuando el segunda línea Simmons se encontró con un balón que le regaló Sánchez dentro de la línea de 22 argentina para que ensayara bajo palos. Simmons, el hombre que estaba en el lugar equivocado en el momento justo. Poco después, otro grave error, esta vez de Cordero que cometió un avant en la 22 propia al sacar rápido un golpe franco, permitió a los Wallabies lograr otro ensayo tras el saque de la melé correspondiente (14-0).

Demasiada ventaja. Para mayor desgracia, en el minuto 18 se lesionó el ala Imhoff y en el 31 su capitán Creevy, y fue castigado con tarjeta amarilla y 10 minutos de exclusión el segunda Lavanini por placaje peligroso. Todo lo que podía ir mal, fue mal para los Pumas en la primera media hora de partido. Pero Argentina sacó su indomable orgullo, Sánchez, Hernández y Bosch comenzaron a entrar en el partido, tomando riesgos.
Al descanso el marcador reflejaba una victoria parcial Wallabie por 19-9. Al final del primer periodo estuvo la jugada que pudo cambiar el signo del partido. Gran despliegue a la mano de los Pumas que acabó en avant a unos 8 metros de la línea de marca Wallabie. Ello hubiera supuesto, cuando menos llegar al descanso con un estrecho 19-14.          Pese a todo, había partido. Al inicio del segundo tiempo, otro contratiempo más para los Pumas, lesión de Martín Hernández, resentido de un tremendo placaje “de libro” sufrido en el primer tiempo que le dejó tocado de las costillas.  El segundo periodo fue diferente al primero. Los Pumas, sin nada ya que perder, se fueron a intentar remontar el marcador.
La melé comenzó a imponerse a la de su rival, y los Wallabies comenzaron a pasarlo mal ante el empuje de los Pumas. Nicolas Sánchez transformó un golpe estrechando el marcador a un 19-12, respondido casi de inmediato por Foley, 22-12. Argentina seguía a lo suyo. Fue refrescando el equipo, entrando Facundo Isa y Cubelli por unos cansados Senatore (8)  y Landajo (9) que dieron aún más dinamismo si cabe al juego argentino, pero los Wallabies muy concentrados en defensa y con un despliegue impresionante de su magnífica tercera línea (Hooper, Pocock y Fardy), frustraban sus intentonas.
Se volvió a estrechar el marcador con un nuevo golpe de Sánchez (22-15). El partido estaba a un ensayo transformado y aún quedaba media hora de juego. Las espadas en todo lo alto y los Pumas tocando la puerta de la 22 australiana cuando llegó la jugada del partido, no sólo por su importancia, ya que el encuentro quedó sentenciado en ese momento sino también por el jugadón que se marcó el ala Drew Mitchell, con una gran ruptura desde su banda izquierda, comenzando la carrera pegado a la línea de cal, con quiebro hacia dentro a su par Santiago Cordero, y a partir de ahí fue esquivando descolocados adversarios, hasta que ya entrando en la 22 argentina y a punto de ser placado, dio el pase al otro ala, Ashley Cooper, para que éste lograra un nuevo ensayo, (hizo un “hat trick”), a falta de 8 minutos para la conclusión (29-15).
La cara y las lágrimas del seleccionador Daniel Hourcade lo decían todo. Los Wallabies jugarían su tercera final desde que perdieran la que se disputó en su país en 2003. Eso sí, los Pumas acabaron el partido en la 22 australiana intentando conseguir una marca en una demostración de orgullo.   Por Gontzal Sever 

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