Llevo años haciendo una reflexión curiosa y es la capacidad de paciencia y aguante que tenemos para con los jugadores que fichamos de fuera de Bizkaia y la que tenemos para el jugador que criamos nosotros, y que después de un largo proceso de formación, a todos los niveles y con el coste que ello supone, llegan a debutar en el primer equipo del Athletic Club.
Pues resulta que al jugador fichado hay que darle tiempo de adaptación, aclimatación y conocimiento del club, mientras que al jugador que hemos hecho nosotros si a los tres partidos no le salen las cosas no es un problema de adaptación, directamente es un mingafría y eso es lo que hacemos en Lezama.
Creo que haríamos bien en valorar bastante más de lo que lo que lo hacemos al jugador que sale de la propia factoría, porque no es nada sencillo hacerte un hueco en una competición tan exigente como la primera división, y demostrarle un poco más de cariño y empatía que esto sí lo hacemos con los jugadores traídos de fuera. Que muchas veces son merecidos y en otros muchos casos no.
Creo por tanto que debiéramos ser un poco más ecuánimes y pacientes, y no establecer estas diferencias que con nuestra filosofía poco bien nos hace.
Por Jesús Barrientos, entrenador de fútbol