Mikel San José, al primer toque

Mikel San José es un consumado ejecutor de jugadas de estrategia, a las caídas en el balcón del área, en las disputas en el corazón de la misma o incluso desde el medio del campo como en la Supercopa. El caso es que el pivote de contención del Athletic Club, salvador ante el Celta, selló su gol 24 en Primera División, todos al primer toque, sin florituras y con al zurda, su tercer tanto con su pierna menos buena y su segundo de la temporada tras el que selló ante el Sevilla (3-1).

San José fue relegado a la suplencia ante el Celta al no descollar en las últimas entregas. Vesga cogió el testigo en el tándem de la sala de máquinas con Beñat Etxebarria, con desigual suerte, con Iturraspe en la grada. Entonces, cuando peor pintaba y se mascaba al menos el empate del penalti cometido sobre Williams, emergió el Imán el jugador sobre el que rebotan muchos balones divididos cuando se suma al ataque. De volea baja, con la zurda, sin contemplaciones, batió al joven Rubén Blanco sobre la bocina, sin tiempo para más, sin despeinarse. Como alguno publicó con simil navideño al Athletic se le apareció la Virgen y San José.
San José hizo las gafas celebrando con alborozo el gol de la victoria. En su hoja de servicios sus famosos goles de cabeza, en acciones derivadas de la pura estrategia, y los de pie a bocajarro, al segundo palo o por el pasillo central aprovechando su instinto, el que nunca se pierde y recuperó, felizmente, ante el atrevido Celta de Berizzo. Eso sí, a un sólo toque.