Como meterse un kilo de morcillas de Burgos antes de irte a la cama... así suele sentar la visita del Atlético de Madrid de Simeone a San Mamés. La de este domingo, con casi 45000 espectadores, ha sido una excepción. No se pudo empezar peor, con un gol en contra nada más arrancar, pero el Athletic Club ha cerrado la primera vuelta con un partidazo en casa ante un rival tremendo saldado con un (2-2). Intensidad, valentía, golazos, emoción, nada ha faltado en este homenaje al fútbol que ha sido, sobre todo, el segundo periodo.
Los de Ernesto Valverde tenían ante sí la posibilidad de meterse en plazas europeas, pero lo cierto es que si ante Celta o Leganés se apareció la amatxo de Begoña, ante una roca como la colchonera se sacó todo lo que ha faltado en fechas previas. Al equipo le volvió el fútbol, que sabemos que lo tiene pero últimamente estaba ausente, y lo hizo ante un rival top de Champions League. Se pudo ganar, se pudo perder, el empate es justo, y los leones acaban con 29 puntos. Buena cifra.
Pesaban las bajas, no estaban los Aduriz, Beñat, Kepa, Etxeita, Merino, Yeray... por lo que el técnico reconstruyó las bandas con De Marcos y Rulo en la derecha, cayendo Lekue a la izquierda, y le dio el frente de ataque a Iñaki Williams. Estabamos todavía revisando el esquema cuando a los dos minutos ya se adelantaron los visitantes con un centrochut de Koke con rosca a portería, balón que Griezmann no llegaba a tocar y que bastó para despistar a Gorka.
Pese al apoyo del graderío el tanto solidificó al aleti que fue cerrando el camino a su meta a la espera de pescar contras en alguna mala circulación, por ejemplo de Laporte. En eso son unos artistas, los dos galos son flechas, Carrasco tuvo una, pero el compromiso bilbaíno es innegable y los locales no pararon de intentar el empate. Llevando el peso, Raúl García estuvo cerca, su trallazo incomodó a Moyá, mas la ausencia de poderío aéreo simplificaba el trabajo defensivo de Godín y cía.
Centro va, centro viene, no se rascaba una por arriba y a Valverde se le encendió la bombilla... cambió los puestos de Rulo y Williams cerca de la media hora. Dio resultado. El gol tardó en llegar, por fin en el 42' se pudo hilvanar, por abajo, una buena jugada resuelta por Lekue con un obús que hizo estallar San Mamés. Premio al esfuerzo, no tanto a la fluidez, pero tampoco hay que ponerse exquisitos... ¿qué más da que los últimos tantos sean obra de Saborit, Lekue, De Marcos? Todos valen.
Con la igualada la intensidad, si es que era posible, aún creció más. Al Atlético no le servía un punto y tiró para adelante mientras los leones le esperaban replegados, pensando que eso podía incomodar a un equipo que vive mejor como cliente que como dueño. De Marcos, el ojo derecho del Txingurri, el pulmón de Laguardia, rodeado de contrarios sacó el bingo con un golazo de ariete a centro de Raúl García, -el mundo al revés-, que obligó a Simeone a echar al césped al exniño Torres, Correa y Gaitán.
Creció el equipo vasco con el 2-1 mostrando una solvencia inhabitual con el gran trabajo de Iturraspe y Muniain, las cabalgadas de Lekue y el partido imperial de Eneko Bóveda... pero los cracks son los cracks, Griezmann se sacó un golazo en el 80' que no se puede discutir. Es un estrellón. Valverde metió a Villalibre, Rico (por un Itu tocado en la rodilla) y a Susaeta para el arreón final de un choque super exigente en lo físico en el que no se habían tomado prisioneros. Tal vez se puede decir que entraron algo tarde, a Williams se le notaba fundido, pero en fin, el empate es justo.
Una semana para pensar en el Sporting
Se hace sin duda muy raro esto de disputar tan un solo partido por semana, pero estamos todos de acuerdo que es bueno y es un momento que hay que aprovechar. La próxima parada volverá a ser la del metro de San Mamés, donde se iniciael domingo 29 la segunda vuelta con la misión de devolverle al Sporting, con nuevo mister, Rubí, y arbitraje de Clos Gómez, el palo que supuso perder en el Molinón en plena Aste Nagusia.
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