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Tocando fondo: depresión endógena

Kuitxi

Si ustedes han leído la crónica de mi compañero Asís Martín aquí en ElDesmarque Bizkaia, entenderán perfectamente la tremenda dificultad que entraña escribir 'a la contra' cuando sobre el césped de San Mamés no se ha visto ningún tipo de juego que pueda ser llamado 'de ataque' con una mínima dignidad.

"Con poco nos desmontamos", declara Ziganda, "tras el gol recibido nos hemos salido del partido". ¿Por qué?, se pregunta uno, y de seguido encuentra la respuesta debido a que, tras el desalojo de San Mamés, se acercó a la cafetería 'Fair-Play' de un hotel pegado al campo y, mientras se tomaba un refresco para aplacar el calentón del revés, intentando encontrar un discurso que le ayudara a entender el hecho histórico que recién se había producido en la Catedral, entabló diálogo con un par de parroquianos y se encontró con el discurso de uno de ellos, tan largo como esclarecedor, o, al menos, muy digno para ser tenido en consideración. Era un hombre de mediana edad. Futbolista en sus días de gloria. Con un verbo fluido y coherente....  "Los futbolistas del Athletic Club, tomados de uno, no están en el estado idóneo para estas alturas de la temporada, así en lo físico como en lo técnico. Este déficit individual deriva en un equipo que adquiere todos los vicios y defectos individuales a la hora de funcionar como bloque. El mal juego del conjunto, ese sentirse tan incómodo y a disgusto a la hora de fabricar fútbol de primera división provoca un estado emocional tan endeble, tan quebradizo"...  ... que en cada compromiso que encaran los leones uno siente que no está viendo un partido de fútbol, sino leyendo la "Insoportable levedad del ser", magistral novela del escritor checo Milán Kundera. Uno, que leyó varias veces la novela del genio centroeuropeo, y que visionó la película luego de que la obra literaria fuera 'peliculizada', no puede evitar que a su memoria regrese la imagen de una Teresa febril y empapada que le llega a Tomas y este la ve en metáfora como una criatura que, luego de haber sido arrojada a las aguas de un río, en un cesto de mimbre, de gomosa resina embadurnado, hubiera aparecido sobre el felpudo de su casa al abrir la puerta respondiendo a la llamada de alguien que se hubiera dado a la fuga.
  Teresa es el Athletic. Una escuadra enferma, febril, agotada, tan desvalida que solo en manos de una persona extremadamente inteligente en lo emocional puede encontrar un presente estable y un futuro esperanzador y esplendoroso.  Tomás es Ziganda. Con la diferencia de que lo que hoy es un equipo destrozado en lo deportivo y deprimido en lo emocional, cuando le fue dado, y él lo acepto como el mejor regalo que en su vida se le había dado, el Athletic era un niño rollizo y regordete, blanco allá como la vida y rojizos sus mofletes, vamos, una criatura que le había nacido con un pan atrapado entre el brazo y el costado.  Hoy, con apenas tres meses de vida, el bebe presenta unos signos alarmantes de desnutrición, y llora desconsoladamente, llanto  que, sumado a lenguaje expresivo de los ojos, le sirve a cualquier experto en fútbol y pediatría para desprender que el alma que lo habita denuncia en un silencioso grito una tremenda tristeza. ¿Por qué? Batek daki, ni siquiera Cuco se lo explica, regresemos a su testimonio:  "Con poco nos desmontamos; tras el gol recibido nos hemos salido del partido". Cosa de locos. Lectura que invita a que la fiel parroquia del Athletic deje de creer, ya, de inmediato, en ese, aquel equipo que le fue presentado en sociedad como el ente que provocaría que el espectador llegara a levitar al mismo tiempo que contemplaba el fascinante fútbol que practicaba el Athletic de la mano de su técnico, "el entrenador del Athletic", que no "Cuco Ziganda", como resaltó el 'León de Larrainzar' cuando fue presentado en sociedad por su "amigo Josu", a la sazón Urrutia, presidente que ocupa el sillón de Ibaigane a resultas de que la masa social se decantara por el 'loco' Bielsa, un argentino visionario, en detrimento de un pragmático Caparrós, el utrerano cuerdo que conquistó Lezama "hirviéndome en mis venas la sangre rojiblanca" y fue condenado a muerte acusado de "sublevador resultadista", clavado a una cruz, leyenda escrita en una 'tablet' que de su cuello colgaba: "INRI", escrito en latín, "rey de los leones: por ellos di hasta mi última gota de sangre... rojiblanca.
  Horas antes del partido, husmeando en la tienda que el Club tiene en los bajos de la Catedral, se oían comentarios acerca del equipo que nos visitaba. Nadie era capaz de pronunciar correctamente su nombre, ni el de su país, ni ubicarlo en el mapa. Se concluyó que era ucraniano. Y en lo estrictamente deportivo, del montón, una perita en dulce, la cenicienta del grupo.   Luego de adquirir una camiseta a juego con una cuca sudadera, me topé con José Manuel Monje en mi presurosa huida hacia la Campa de los Ingleses donde paliar mi hambre. Un cariñoso cruce de palabras. Unos pinchos viendo San Mamés a través de una inmensa cristalera. Azafatas "in red" desfilando hacia los palcos vip. Olía a fiesta. Gabo Márquez no estaba invitado. Daba igual: su "Crónica de una muerte anunciada" ya estaba escrita. ¡Pobre Santiago Nasar!: al contrario que en esa novela rayana con la perfección, nadie sabe que el Athletic va a morir, excepto el que ideó la trama, y como el Nobel colombiano no está de cuerpo presente, aquí, pan, y después, guerra, y al final de la contienda, he ahí al 'Zorya Luhansk' haciendo historia...
  El episodio más crudo de la trama, al mismo tiempo que alegóricamente esclarecedor, se empezó a escenificar cuando el partido habitaba los cuatro-cuartos-habitaciones-estancias-aposentos-capillas ardientes que el árbitro turco había habilitado para que se viviera como es debido ese tiempo extra que llegaba hasta los cuatro minutos...  Iker Muniain cayó herido en el vértice derecho del área que sus compañeros atacaban. Perdiendo como iba el Athletic, y a falta de tan poco tiempo para  eso de que "Padre, todo se ha consumado", el hecho de que el muchacho de la Txantrea no se levantara daba fe de que el futbolista se hallaba lesionado de gravedad.   Al mismo tiempo, el hecho de que el Athletic, siendo dueño de la posesión del esférico, no se desprendiera del cuero arrojándolo fuera de los límites del rectángulo, daba fe, la misma o más que la gravedad del daño sufrido por el media punta y capitán de los leones, de la angustiosa necesidad de un equipo que, al menos, intenta de manera tan lastimosa que el Zorya Luhansk no se lleve a su convulsa "republica ucraniana-rusa" los tres puntos, que sea tan solo uno, por dios, que del mal, el menos, un golazo, un gol, un golito, empate y gracias, y no esta derrota tan sonrojante que nos convertirá en portada, ya lo somos, de los diarios deportivos de Luhansk...
  "El Zorya  asalta San Mamés", "Conquista la Catedral", "Somete al Athletic", "Pone flores en el busto de Pitxitxi, rosas rojas y blancas que nunca marchitaran", "Gesta en Basque Country", una gesta en toda regla, la épica de la batalla se condensa toda ella a la altura de la portería que me queda al otro lado de la valla que un jugador del Zorya salta para fundirse en un abrazo con un ser querido. Hay otro jugador visitante que se halla tirado en el area pequeña como si estuviera muerto, una muerte fingida, no tiene nada, es el guión el que le obliga a no levantarse, a que dos  o tres compañeros acudan y hagan como que le asisten a la hora de su muerte para terminar con la resurrección del que se daba por fallecido...  Muy cerca, en el mismo plano, Raúl García, sentado, apoya su espalda contra la parte baja del larguero que me queda más a mano, pena de no haber tirado una fotografía, porque ese Raul García de esta noche era aquel Txetxu Rojo, pero en el centro del campo, de aquella otra en la que al Athletic de Koldo Agirre  la UEFA se la había robado aquella maldita ley que premiaba el solitario gol de Tardelli en el 'Comunalle' de Turín al mismo tiempo que castigaba el dos  a uno de San Mames por el estupido  facto  de que en Bilbao Bettega había goleado de primeras y en Turín Dino Zoff había sido capaz de mantener virgen su portería.
  Con el partido aún en juego, Muniain había sido retirado del campo en camilla. Hecho vanal: ¿Qué daño mayor que la humillación sufrida por parte de un equipo que es tildado de "ramplón", "de segunda de mitad de la tabla hacia abajo", pero que, tras el gol de Kharatin en el 26', se dio un 'paseo soberano' por el verde de San Mames, un garbeo más placentero e hiriente que el de Pedro el del 'dicho': y es que Pedro anda por los pasillos y estancias de su propia casa, mientras el Zorya lo hacía en hogar ajeno, en San Mames, en nuestra casa, caramba...  El Athletic, al intentar elevarse en salto hacia el cielo de Europa, choco contra un techo de oscuros nubarrones,  y, de rebote, se precipitó hasta el fondo de una sima. La atravesó. Caída libre hasta la laguna Estigia. Caronte lo recoge. En su barca de dos remos lo lleva  hasta las puertas del Hades, se le abren, y encerrado permanece  porque el guardián es Cerbero, can  horrible y de cuidado, entre tres y cincuenta cabezas se le atribuyen,  otras tantas bocas mordedoras,  tenebroso inframundo el que habita el Athletic de Cuco Ziganda, ni hasta el más pesimista, Septiembre aúlla todavía y los leones esos en cautiverio de los que hablaba mi amigo 'Pistolas, helos ahí, llorando porque las almohadillas de sus manos y pies están clavadas de espinas. Deprimidos sin saber muy bien por qué, ni muy mal, todo es una locura, un caos que de repente aparece y no hay dios que lo descifre.
  'Guerra y pan'. El Athletic de 'Cuco' vino al mundo con un pan debajo del brazo. Ese pan se quedo duro y duro reposa  en el museo del Athletic. Se me ocurre, cosas mías o algo así, descabelladas,  pero no por ello desechables, que el pan que al niño del sobaco se le quito de seguido a que le fuera cortado el cordón umbilical que le seguía uniendo a Ernesto Valverde no fuera sino un señuelo a la espera de que alguien, cuando al equipo le vinieran mal dadas, a él acudiera para, cuál Arzuaga laborando meticuloso en el desentierro de un esqueleto en Atapuerca, seccionara el 'ritxi' por su mitad a fin de extraer la lima que llevaba dentro. Luego, debidamente formateada, hágase llegar la lima de marras a Cuco Ziganda para que el técnico, que en su toma de cetro nos  prometiera la Luna, con precisión de cirujano veterinario experto en la cría y adiestramiento de leones, desbloquee las cerraduras de las puertas de las jaulas en  la que se hallan presos los leones.  "Gato con guantes no caza". Leones en cautiverio no terminan, ni terminaran jamás de dar alcance  a su presa por muy liviana, débil, lenta  y mansa que esta sea. Se vio frente al Noray de Luhansk, escuadra de una republica divida y convulsa pero que sobre la hierba se movió como reza el 'DANOK BAT': "Todos somos uno". Y se verá de manera más sangrante cuando los de 'Cuco'  se vean las caras con las fieras más corrupias. Afilar los colmillos. Limar las uñas. 'Formatear' las zarpas. Sesiones con expert@s y sesud@s psicólog@s  para llegar a entender, hasta destruirla, esta "Depresión  endogena" que aqueja a los futbolistas del Athletic, que su voluntad anula cuando un rival "despreciable"  se da un baño de multitudes  bajo la ducha cuyo grifo  abrió un tal Khasarin en el minuto 26. "Tocando fondo / ando  algún día / tocando fondo / ando todavía"... "Alas de colibrí" necesita este Athletic: viveza, para levantar  el vuelo con elegancia; colorido, para el disfrute de los sentidos.
Por Luis Mª Pérez, Kuitxi, periodista y exfutbolista

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