Entre la expedición turca para la Euro 2016 de Francia había un joven futbolista que no era conocido por muchos. Este muchacho había sido firmado por el Borussia Dortmund tras destacar en la liga danesa. Su nombre era Emre Mor.
Su actuación en la Eurocopa lo sitúo como una de las perlas del fútbol europeo. Su atrevimiento, capacidad para el regate y electricidad le hacían un jugador muy agradable de ver para el espectador. Su llegada a Alemania se producía entre una gran expectación por ver de que era capaz.
Sin embargo, en el Borussia Dortmund no gozó de muchas oportunidades. Esa falta de continuidad se reflejaba en su juego, mostrando a un chico que dejaba detallitos de su clase pero que no progresaba más allá.
Emre Mor necesitaba una salida y el Celta de Vigo se la dio. Los gallegos pagaron 13 millones de euros por él, una cifra considerable para un club como el vigués. Su fichaje despertó la ilusión de la afición, la cual se fue apagando al ver que Unzué le relegaba a un papel secundario.
En las últimas jornadas, el turco ha ido recuperando protagonismo en los planes de su técnico y llega a San Mamés siendo uno de los peligros del Celta. Este diablo con cara de niño intentará volver locos a los defensas del Athletic, que bien harían en tenerle controlado.