A mediados de la década de los noventa, cuando el viejo Samuel Agirre escribía aquellas peculiares e intimistas crónicas que pretendían inmortalizar los partidos que disputaba en La Florida su Club Portugalete, movido por un hecho muy llamativo en uno de ellos, en concreto un gol de falta directa que tuvo que tragarse el portero jarrillero, escribió lo siguiente: "Debería, a no mucho tardar, organizarse un "Congreso Mundial sobre la utilización de las barreras, su conveniencia, acaso su desaparición"...
Luego de tantos años de fútbol, le dio por reflexionar: ¿beneficia al portero conformar una barrera que le proteja, o le perjudica porque se ve forzado a engancharse del llamado 'palo largo', ese que, distando más de siete metros del corto, le obliga a dejar tres cuartos de la portería desguarnecidos?... De tal forma que, si el lanzador consigue superar la barrera por alto y ubicar el balón próximo a la escuadra, o bien pegado a la base del poste, cualquier intento del arquero por atajar el balón, o desviarlo, se antoja, casi, misión imposible. Se dice que, en la ceremonia de los lanzamientos al borde del área, existen dos palos: el del portero, ese que protege y por el que el balón tiene, casi, el paso prohibido, y ese otro que, supuestamente, es defendido por esa barrera de protección que el propio guardameta organiza. Si el golpeador introduce la pelota por el espacio que el 'golero' defiende, los comentaristas se encargan de que esa noche el complejo de culpa no le permita dormir. Si, en cambio, el balón supera la raya de gol salvando la barrera, el que viste jersey queda libre de pecado. Según esta argumentación, es como si, en realidad, a la hora del libre directo existieran dos porteros: el que portero es...y ese otro conformado por tantos futbolistas como se alinean en la barrera de contención. Lo ideal sería que el guardameta se colocara equidistante con respecto a los dos palos. "No vería salir la pelota", se me diría. Entonces, que la barrera se parta en dos dejando una vía de escape para los ojos del meta. "El rival taparía el hueco con uno o dos elementos". Vaya, vayámonos al extremo: ¡fuera barrera!, que portero y lanzador se enfrenten a pecho descubierto cómo en duelo del oeste. "Un suicidio: sería un fusilamiento en toda regla"... Entonces, que hacemos: ¿permanecer desnudos, temblando de miedo, rezando para que el especialista no la 'clave'?... A cuenta de los dos goles de falta de Bardhi, un macedonio de origen libanés que, tras su 'hazaña', tiene concertadas conferencias por medio mundo porque ha encendido una revolución más radical que la del propio Bosman, ríos de tinta han inundado el wasap opinando al respecto. Poniéndolo en conocimiento del Redactor Jefe del Desmarque Bizkaia, Asis Martín ha dado su visto bueno para que las opiniones de dos ex futbolistas vean la luz.
Por Luis María Pérez, Kuitxi. Periodista y exfutbolista del Portugalete