Poco antes del estreno liguero ante el Leganés, intercambiando él y yo 'onces' a voleo a falta del definitivo que habría de confirmar Eduardo Berizzo, Asís Martín me dejaba unas 'perlas' que rescato a las tantas de la noche luego del tremendo chasco que uno se ha llevado al ver cómo el Athletic Club era incapaz de hacer bueno el 2-0 que acababa de marcar con la 'tonta' "Parisetik etorri zen artista den Yuri Berchichek".
Corría el 70'. Corría el tiempo, lento, y al Huesca, que ya atesoraba el botín de Ipurua, le dio por volar hacia la portería del 'buen Pedro' en vista de la falta de obstáculos que (no) se interponían en su viaje de área a área.
Ya para entonces, el Athletic de Berizzo era el calco de la hoja que en su olivetti de manual me había escrito mi compañero Asis Martin en la previa del estreno del entrenador que se declara "alumno de Marcelo Bielsa"...
"Es la idea, ataque y riesgo... Si falla la presión, adiós... Hay que trabajar mucho y bien en equipo... Si la presión tras pérdida se desajusta, te liquidan... Como pasaba con Bielsa"...
Berizzo se la está jugando, le apunté, "Sí, aspira a arrollar", correrán todos como Usain Bolt, "Es la única opción; gran derroche físico... Su propuesta es ésa: máximo riesgo"... No sé yo... "Puerta grande o enfermería"...
Visto lo visto, y con un dos a cero del todo merecido (difiero, compañero), a Berizzo le dio por hacer un cambio cuando el balón se hallaba a punto de caramelo para la puesta en marcha de la estrategia oscense desde el banderín derecho de su ataque.
Y aunque el mister de los leones, en rueda de prensa, justificara de buena gana la sustitución, el destino, marcado a fuego en el mundillo del fútbol, le castigó con un gol de barraca, una de esas que sobreviven a la incineración de Marijaia.
Con la victoria en vilo, me acordé de "Si falla la presión, adiós... Si la presión tras la pérdida se desajusta, te liquidan"... El Athletic, por delante en el marcador. Aún así, de 'conversaciones en la Catedral', nada de nada. Y es que no era el momento de la literatura; mucho menos el de la poesía. El Athletic, presa del pánico, mostraba un serio espanto por el fútbol que su entrenador predica.
No era primavera, sino verano viejo que se introduce en el bosque en el que las hojas de septiembre empiezan a caer. Tabla, también, liviana tabla en un mar violento. Y fue entonces, en ese escenario, cuando la principal premonición del autor de 'Las crónicas del metro: "Si la presión tras pérdida se desajusta, te liquidan", se convirtió en 'bala feroz al centro del combate'.
La primera herida la había librado el Athletic no sin acumular pánico en las venas. La segunda, que se veía venir porque "Si la presión tras perdida se desajusta, te liquidan", fue un disparo mortal de necesidad, al menos así lo sentí yo, y hasta, por acto reflejo, llegué a llevar una de mis manos a la altura del corazón, pecho abierto en llaga, la sangre que la rodilla de Yuri derramaba empapó mi camiseta rojiblanca, esa misma que vestía cuando, en noche de estreno, descendí al fondo del Tajo de Ronda sobre cuyo hermoso puente los ciclistas, camino de la excelsa 'Sierra de las Nieves' y sus incomparables pinsapos, habían rodado con sus bicicletas de lujo.
Ni "empate merecido del Huesca", ni "castigo que el Athletic merecía". Pero si que, así en el primer envite como en el segundo, Asís Martín derrochó y derrochaba un conocimiento a tumba abierta de los planes que Berizzo tenía para el "Athletic de Bielsa".
En rueda de prensa, el de Cruz Alta, cuestionado por la endeblez de un equipo que le permitía a su rival transiciones como si los de Leo Franco fueran, en bloque, una suerte de 'Pedro por su casa', se defendió atacando, nunca mejor dicho, no ya esgrimiendo lo de que "No hay mejor defensa que un buen ataque", sino que "el único modo que teníamos de defendernos de las acometidas del Huesca, de impedir que alcanzaran en rápidas transiciones el área desde el que se le ataca a Unai Simon, no era otro que atacar, seguir atacando, buscar matar el partido con un tercer tanto, o acaso con un cuarto, en vez de recular como el que trata de conservar su victoria a base de un repliegue para el que este proyecto no esta diseñado".
"Arrollar... Gran derroche físico... Máximo riesgo... Puerta grande... o enfermería"...
Las palabras de Asís Martin me acompañan como en sala de hospital en la que 'mi Athletic' se recupera de la hemorragia provocada por dos balazos que se han incrustado en un pecho sin escudo. Y a su lado, yo, escribiendo en silencio a la espera de que los ojos se me cierren como persianas de colegio.
Si el Athletic "solo sabe defender atacando", necesita de manera imperiosa un porcentaje de posesión abusivo con respecto a su rival. Algo que a uno se le antoja del todo imposible cuando se tiende que la pelota esté en botas rojiblancas desde el alfa del partido hasta el bordón final.
Y es que, sin estrenarse el luminoso, con el uno a cero, con el segundo casero, con el recorte oscense y con el gol de la igualada, era perder la pelota los de Berizzo y salir en oleadas 'los de Franco' con ese ansia de volver a la vida que anima a los que se les da por enterrados en la cripta sagrada de una Catedral.
Ya se dijo con motivo de la 'contra crónica' de la noche del 'Lega'. Pero conviene incidir en ello porque el 'Bielsismo se demuestra andando'. Léase: sistema, jugadores y ubicación. Berizzo, que va en busca de un 'Bielsismo' sin Marcelo, no sólo debe dar rienda suelta a las proclamas del 'loco', ser honrado, sino parecerlo, como en las mejores tardes que nos regalaba el 'rosarino'.
Ser y parecerlo, como la mujer del Cesar. Y este Athletic, tomando en cuenta los mimbres que, luego de rechazar tantos otros, ha escogido Eduardo Berizzo para liar su cesto, está a años luz de ser 'equipo imperial' en el concierto universal de este futbol globalizado en el que hasta un recién ascendido, y falto de pedigrí, es capaz de hacer relojes que despiertan a los leones de su delicioso sueño de una noche de verano.