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Iñigo Vicente, el flautista de Lezama

Iñigo Vicente celebra un gol con el Bilbao Athletic
Kuitxi

El curso pasado, mientras el Athletic Club languidecía de la mano de Kuko Ziganda, ir a Lezama conllevaba reencontrarse con el fútbol serio, con, como escribió Pedro Heredia para ser cantado en la Diana portugaluja, "nuestra diversión, que es la mejor del mundo entero".

Futbol alegre, pero, sin embargo, basado en la solidez de un grupo muy solidario a la hora de pedir  y las ayudas. Era tal el atrevimiento descarado de uno de los cachorros, que el cronista se vio obligado a titular "En la clase del profesor Iñigo Vicente". 

El futbol anárquico, heterodoxo, enemigo de la norma y el corsé de este medio que le saca punta a todo lo que hace a fin de convertirlo en continuo invento que,  por el bien suyo, y del Athletic, convendría patentar por aquello de que alguien podría 'fusilar' sus clases magistrales, exigía, y sigue exigiendo  al cabo de los meses, que Ibaigane lo ate en corto para evitar la fuga a destiempo de una de las perlas mas preciadas del largo collar o pescadilla que se podría dañar en la cola por el escaso precio de una cláusula 'mordida'. 

Luego del fiasco de un Athletic femenino esclavo de la plaga de sus lesiones, el Gernika, dejado de la mano de Dios y de Luaces, rendía visita al líder de la categoría, un Bilbao Athletic notablemente renovado, principalmente en la zaga. A saber...

Simon es el portero sobre cuya base Berizzo esta construyendo el templo donde se guarda el arca de la alianza que el de Cruz Alta quiere establecer con sus jugadores y la grada de San Mamés . Gil y Unai Etxeberria, centrales, no están, se fueron, se les dio la baja,

Gracias por los servicios prestados y que os traten bien allá donde el destino os lleve. Andoni López, cedido. Undabarrena tiene en Tenerife seguro de sol para fortalecer sus ligamentos renovados. Tarsi "es muy importante para nuestro juego", palabras de Garitano que el tiempo se llevó. Nolaskoain  y Guruzeta fueron reclutados por el 'Toto'. 

A falta de Unai Simon, que le ha comido la tostada a Kepa Arrizabalaga (del que ya nadie se acuerda), a Herrerín,  perjudicado por una lesión inoportuna, y a Remiro, que ve pero no mira, Etxebarria. Vivian y Gorka Perez, en el centro de la zaga; Rojo, en el costado izquierdo de la zaga;  Baqué, el 'cafetero de Durango", asistido por Unai Vencedor, que pasó  el corte del Basconia para despuntar ya de inicio exhibiendo maneras a mitad de camino entre el Iturraspe de Bielsa y el mejor San José que  se movía como un pez en las aguas serenas de Beñat Etxebarria.

Iñigo Muñoz y Larrazabal se han asentado en los  costados de la linea de tres que supera el doble medio centro y se frena ante el empuje del 'búfalo' Villalibre, un ariete que ha relegado a la suplencia a Asier Benito, un nueve atípico que al que escribe le encandilaba. Sólido el grupo de Garitano. Equilibrado. Amigo de la paciencia y el arte de la combinación.

Pero como jugar con diez seria pecado, en el centro de la media punta, donde habita la virtud, procedente de un costado, ¿quién?...¿Y tú me lo preguntas?...¿A dónde va la gente?... ¡Adonde va Vicente!...Y también adonde viene. Por donde se mueve. Allá donde  la sutileza de su juego se esconde. Hacen 'txas' sus compañeros...y aparece a su lado...

Sería  injusto decir que "Iñigo  Vicente y diez más ". Más bien los tiros irían por "Diez... más Iñigo Vicente". Al amparo de los suyos. Va por libre el deriotarra. Si este futbolista no llega al lugar donde se le espera y el Athletic necesita, no habrá sido por su falta de ganas y carencia de talento. Iñigo Vicente, ya se dijo un día y en ello incidió mi compañero Javi Beltran: "Poesía en movimiento"...

Se había hecho fuerte el 'Gernika sin Luaces' en Lezama. No había manera de dañar al portero Garrantxo. Hasta que Vicente aguzó  su intuición y el sentido de la vista. Le hizo un seña a Sillero, Tómala que yo no la quiero. Así como se dice de la poesía, el balón no es del que lo tiene, sino del que lo necesita. Hambriento de cuero Sillero. La boca en su bota. Burló  la 'linea de tantos' y fusiló al cancerbero foral por el palo corto. 

Abierta la lata, Vivian se dejo ir a la salida de un córner. Y  para regocijo del gentío que había acudido a Lezama  atraído por la música de viento de un flautista de cuento,  Iñigo Vicente  se coló por el estrecho pasillo vertical que acababa al final del tunel, donde se hizo la luz cuando el artista de Derio levantó en cuchara el esférico por encima del cuerpo de un arquero vencido. Era el 3-0 que cerraba un partido más aseado y brillante que una patena en misa de jueves santo. 

¿Qué más al respecto de Iñigo Vicente, el flautista de Lezama?...Qué más si todo quedó  escrito el curso pasado, cuando en Lezama, mientras el futbol del Athletic de Kuko Ziganda languidecía, el estilista del Txoriherri le dio motivos al cronista para titular aquella crónica que descansa en la memoria del Desmarque Bizkaia: "En la clase del profesor Iñigo Vicente".

Lean. Porque lo que entonces se dijo fue la profecía que frente al Gernika se volvió a cumplir en un presente rabioso. ¿A dónde va la gente?... Adonde va Vicente. El flautista de Lezama.    

Por Luis María Pérez, 'Kuitxi', exfutbolista y periodista

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