"En este momento prioriza la energía, la intensidad y la agresividad, en detrimento del fútbol...", había advertido Eduardo Berizzo, en un cambio tácito de libreto, un día antes de que el Athletic Club se midiera al Valencia en San Mamés. Unas recetas que recordaban a tiempos de los 'bomberos' Mané o Javi Clemente.
Los bilbaínos no saben lo que es ganar desde la jornada inicial. Había que romper la 'empatitis' ante los de Marcelino pero sin ingenio ni arte no es fácil. El 'Toto' es consciente de que Bilbao necesita ver una actuación fiable de los suyos, la tuvo, pero para firmar el séptimo empate en diez jornadas. Hoy (0-0).
Tiró de veteranía y fútbol de 'antes', aunque sea justo a todo lo contrario que se había 'vendido'. Así que, cual Groucho Marx, cambió de principios. ¿Significativo de ver la luz o de que el año va a ser de salvar el trasero? Jugar así y más aún en casa, en La Catedral, desde luego, sorprendió. La propuesta, sí es verdad, fue de menos a más con los minutos. En el descuento tuvo casi la ocasión más clara, la última ola.
El DT de Cruz Alta hizo 5 cambios: músculo y aire para cortocircuitar su medio campo. Raúl García volvía al once, como Ander Capa, Yeray y Mikel Rico en lugar de De Marcos, Nolaskoain, Unai López y Williams, que actuaron en Vallecas. La apuesta estaba servida: la pelota y la combinación eran ches, la profundidad vasca... pero a un pase. Nadie arriesgaba ni un euro.
San José, Dani García, Mikel Rico, cemento armado para la medular con un 1-4-1-4-1. ¿Hora de pensar en maniobras anti crisis?
Ver a Yuri subir con alegría, con desborde debería hablar de un Athletic 'armado' por dentro, que especialmente fiaba su suerte al balón parado. Pero desajustes, como los de Yeray (¿qué andas?), u obuses como el de Kondogbia amenazaban con agrietar el conglomerado. El Valencia se fue haciendo dueño del partido, pero sin generar ocasiones. Tuvo casi más tarjetas (3) que disparos en un primer periodo con 26 faltas cobradas.
Como me decía un amiguete, el primer tiempo había sido como un bocata de polvorones. Poco juego, mucho nervio y disputa, con el VAR de brazos caídos. Igual ahí Berizzo y su staff debieron ver que se había pasado de tuerca. Ni mucho pelotero pequeñín ni tanto gladiador bigardo... en el término medio está la virtud, dicen.
Berizzo, lejos de estilismos y relevos generacionales, tiraba de la experiencia: cinco titulares por encima de los 30 años
A la vuelta Marcelino, también amodorrado seguro, metió a Gameiro para buscar espacios. No es que hubiera muchos. Había subido el gas. El público animaba y jaleaba hasta un mal remate de Rico, pero era duro de masticar el monorecurso del balón a la olla. No había más recursos, pobres como el sastre de Tarzán, pero con 129 millones de presupuesto y 85 en salarios, claro.
Williams entraba en el 68' por un Aduriz que destacó más por protestar que por su presencia en ataque. Iñaki y Rulo fabricaron un par de ocasiones preciosas en un 'pis-pas'. Había otras sensaciones: los dos equipos buscaban, por fin, ganar. Iago Herrerín tuvo que hacer un paradón con ayuda del larguero en una jugada que acabó en gol con consulta al VAR. Sin consecuencias. Anulada por fuera de juego.
Muniain saltaba por Rico, siempre útil, en el 79' con el partido mucho más abierto y roto. Ya se pudo disfrutar del fútbol, hasta Unai López recibió un nuevo apoyo del míster aunque fuera con unos poquitos instantes para que fuera aplaudido ante las dudas que genera. Las tablas parecían ya firmadas, pero Rulo casi la clava en el 92, Neto desgraciadamente, estaba bien colocado.
Espanyol, en Cornellà-El Prat, y Atlético de Madrid, en el Wanda, nos darán los próximos datos del Athletic antes del tercer parón del curso. Como dijo Berizzo mejor ser proactivo que reactivo. Aunque hoy el Toto, al menos de saque, mutó en el Tato.